03 enero 2018

PYMES Y AUTÓNOMOS: LA AFIP MUESTRA LOS NÚMEROS QUE REFLEJAN SUS DIFICULTADES

PYMES Y AUTÓNOMOS:
LA AFIP MUESTRA LOS NÚMEROS QUE REFLEJAN SUS DIFICULTADES

Con absoluta suficiencia y porque no con una pequeña pizca de soberbia, el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Dr Alberto Abad puso en blanco sobre negro el tamaño de las dificultades que tienen los trabajadores autónomos no Monotributistas (es decir, en general los “auto-empleados”)[i] y las PYME para pagar semejante carga tributaria que sólo a nivel nacional significa un 32,5%% del PBI.

Si el “fallido de caja” que poseen las PYME y los trabajadores autónomos (no Monotributistas) en materia de impuestos nacionales (en particular saldos de IVA, Ganancias, Anticipos de Ganancias, Ganancia Presunta y Bienes Personales representan el 50% de las facilidades pago ofrecidas por la AFIP, eso significa que las PYME y los trabajadores autónomos tienen deudas por impuestos nacionales del orden de los $ 143.500 millones.

La mirada “piadosa y bonachona” del titular de la AFIP representa casi una verdadera afrenta a estos sectores porque ése tamaño pasivo debe ser completado con los planes de pago a los que también deben acogerse las PYME y los trabajadores autónomos (no Monotributistas) a niveles provinciales y municipales.

Lo que pone en evidencia el titular de la AFIP es tal vez el signo más perverso de la situación de ahogo fiscal resultado de una presión tributaria insostenible:

Por un lado, la dinámica del sistema económico:
  • recesión,
  •        caída de ventas,
  •        judicialización de las relaciones laborales
  •         simultáneamente obligación imprescindible de invertir y mejorar de modo estructural la productividad industrial,
  •         ejercer, con absoluta responsabilidad, la administración de los planteles laborales
  •         hacer frente a tasas de interés exorbitantes tanto para intentar financiar proyectos de inversión como para poder mantener el stock de capital de trabajo y permitir la continuidad productiva
  •         estar atentos a los impactos de la competencia desleal por parte de productos importados -como así también la que proviene de la informalidad productiva y el contrabando.
  •          a más de toda la problemática cotidiana que implica la producción
Pero la otra cara de la moneda, es que “gracias a la bondad” del titular de la AFIP las PYME y los trabajadores autónomos pueden financiar semejante dislate impositivo a una tasa menor (+3 p.p. sobre la tasa pasiva del Banco Nación, eso sin contar los intereses punitorios y resarcitorios, más en muchísimos casos enfrentar los honorarios de los cobradores fiscales y el lucro cesante y dificultades que conllevan el embargo de las cuentas bancarias) que la que deberían abonar a los bancos.

Es decir, frente a la “zona oscura” resultado de políticas públicas cuestionables en sus resultados, se ofrece el placebo de facilidades de pago frente a una crisis económica de tal profundidad que se refleja, entre otras variables, en la falta de liquidez tanto de las PYME, de los trabajadores autónomos (no Monotributistas), pero, cuando éste “placebo” se convierte en la “medicina única y estratégica, resulta un verdadero veneno.

Las PYME y los trabajadores autónomos (no Monotributistas) cada vez que se abre una moratoria responden de modo positivo porque queda en claro que la decisión (y no sólo la voluntad) de cumplir con las obligaciones formales está claramente internalizada en su conducta empresaria.

Pero todo tiene un límite.

Y ese límite, como la propia vida genera lo que desde hace ya algunos años denominamos “estrategias de supervivencia” que primero se expresan en acciones de racionalización (ajuste interno de la empresa) y finalmente, de no obtener los resultados esperados, pasan directamente a dos tipos de estrategias: o la informalización de la actividad económica o lo que damos en llamar los “cierres silenciosos

Pero, nos preguntamos, no sería importante que el Dr Abad reflexionara porqué las PYME tienen las dificultades que tienen para obtener un adecuado y razonable financiamiento y no requerir a la AFIP éste “financiamiento forzoso” y aparentemente graciable de un Organismo Público cuya función es cobrar impuestos.

Tal vez, el Administrador Federal de Ingresos Públicos debería hacer saber a sus superiores de esta realidad que no lo convierte a él en un funcionario dadivoso, sino por el contrarió en una suerte de Dorian Grey. Su belleza externa esconde un retrato abominable de la realidad que viven las PYME y los trabajadores autónomos

 Colegiales (CABA), 3 de enero de 2018

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer



[i] Cuando nos referimos a Trabajadores Autónomos (no Monotributistas) hacemos referencia a que la no actualización delas escalas del Monotributo por años dio como resultado que muchos Monotributistas fueran recalificados de modo compulsivo como Responsables Inscriptos. Recién a partir de enero de 2018 estas categorías fueron actualizadas, pero para retornar al Monotributo, el contribuyente debe esperar al menos 3 años facturando por debajo de las nuevas categorías. Un plazo de espera que consideramos más que excesivo.

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