27 marzo 2019

“CUM HOC ERGO PROPTER HOC”


“CUM HOC ERGO PROPTER HOC” (Con esto, Por tanto a causa de esto)

Es decir, muchos economistas "piensan" que a causa del u$s, surge la inflación y obviamente, como sucede cuando el análisis es de baja o nula entidad científica uno alimenta al otro y es una suerte de círculo cerrado que obviamente no explica nada

Es lo que se denomina "falacia". Se dice: A se observa siempre que B, por lo tanto, A es causa de B

Es una falacia porque podría ser que, a la inversa, B fuera causa de A, o que ambas fueran consecuencia de una causa común, o incluso que no hubiera relación causal o que ésta sea muy compleja e indirecta. Se trata de una falacia circular que nada explica, pero suele quedar “bien” y los “búhos sabiondos” lo reiteran cual latiguillo.

El ejemplo más claro es: La inflación es causada por los comerciantes que aumentan los precios

Nunca, ninguno de éstos "búhos sabiondos" reparan en la imprescindible y ya irreversible necesidad de una reconfiguración productiva de la industria, que dimana necesariamente sobre el comercio, la educación y todas las actividades dando lugar a una nueva matriz de reflexión

Pero eso es difícil, imposible para muchos sectores que vía pauta publicitaria (directa o indirecta), o ser unos "mamones" de subsidios públicos pretenden como buenos conservadores, el statu quo y no la dinámica que les causa terror, pánico. No hay retroceso.

En 2015 y 2017 los argentinos dimos pasos ciertos y certeros hacia una nueva organización republicana – podríamos decir la Segunda República- y nadie era tan romántico o hiper optimista respecto del futuro. Se sabía difícil.

Es cierto que un “error no forzado” de esta administración fue lo que dio en llamarse “gradualismo” y que éste generó en muchos decisores, incluso en el propio presidente, cierto “enamoramiento”. Un error que suele suceder, muchas veces pensamos que un destornillador, exitoso para remover un tornillo, sirve luego para clavar una viga.

Tal vez ése error metodológico hizo dudar sobre el verdadero espíritu no sólo del cambio que se proponía sino de las posibilidades de avanzar en las transformaciones más estructurales, sobre todo las de carácter institucional que son hoy las que condicionan el desarrollo ya sea visto como político, social, o económico.

Asistimos aún al triste espectáculo de una Corte Suprema de Justicia que parece disputar una lucha por el poder entre quién se probaba el traje y a quién se lo quitaron. La alianza que llevan adelante ambos aspirantes no es más que el sesgo ideológico de el Supremo Tribunal. Un dislate inconcebible que debe ser reparado.

No obstante, en lo económico, una cosa es ya materia cerrada: Argentina no será ya más una “economía cerrada” con un sector gobierno que cuál “nanny” alimentaba todo tipo de tropelías un opaco, muy opaco, sistema de amistades, alcahuetes y laderos.

En el sector primario los pasos dados son gigantes y aunque aún debería profundizarse el modelo del “supermercado” (por ejemplo, en lugar de mandar carne fresca, exportar platos preparados), ya no sólo el sector agrícola tradicional (cerealero ocupa un expectante lugar, sino que se han integrado productos de las llamadas “economías regionales (el último avance es la habilitación para exportar miel a China, en lo personal una inmensa alegría. Por los años 90 trabaje intensamente para conformar un consorcio apícola ante la incomprensión de muchos dirigentes de la propia CARBAP).

Pero a nivel industrial falta muchísimo por hacer. Y ese faltante no es ni más ni menos que hacer explícitos los coeficientes que han de configurar la nueva matriz industrial. Ese debate ni siquiera esta abierto y la reunión en algunas mesa de trabajo (ej: foresto-industria está más orientado a resolver cuestiones de economía regional que de la industria del mueble)

Por eso, sólo 8253 empresas industriales PYME (1,6%) participan de la exportación que representaban el 8,8% de las exportaciones de MOI. Nada.

¿Qué falta?

Una profunda reflexión industrial no sólo de la política pública, sino que también intraindustrial sobre “cómo, donde y cuando” insertarse en las denominadas plataformas industriales globales de producción. El “porque debemos hacerlo” ya no es motivo, entiendo de debate. No se puede ni siquiera sobrevivir “con lo nuestro”.

Hay quienes harán discursos justificativos de la imposibilidad, de la inviabilidad de fomentar la inserción en las cadenas productivas globales. Los nacionalismos económicos son discursos ya conocidos que esperemos no nos lleven a los tristes finales también conocidos.

Ya no hay opciones.

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer

Belgrano, 27 de marzo de 2019