27 junio 2009

DAS SCHLANGENEI

"¿Y ahora qué sucederá?
¡Bah!. Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado".
Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957)
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¿Cuál es la diferencia entre el día antes y el día después? Para decirlo en estilo “moderno”, ¿cuál es la diferencia entre el 28J y el 29J? La industria periodística, en su afán de sustentabilidad, ha desarrollado una línea de “antes-después” que sólo es accesible si el ejercicio del imaginario es poderoso. Veamos.

¿Es posible que el efecto reparador de una victoria de la oposición abra paso a desarrollar un sistema de riesgos de trabajo capaz de resolver de modo definitivo las consecuencias de los infortunios laborales?

¿Es acaso probable que una amplia victoria del progresismo gubernamental logre que los presupuestos judiciales permitan desarrollar y fortalecer una justicia independiente que sin excusa alguna juzgue y castigue las derivaciones del “terrorismo de estado” aún ni siquiera juzgadas?

Si la sociedad resolviera que en esta oportunidad los discursos basados en la ética y la solidaridad son los que deben prevalecer frente al evidente pragmatismo del resto ¿se construirá un sistema financiero que priorice el desarrollo nacional basado en el trabajo y la producción y no en la especulación financiera aún resguardada por la Ley de Entidades Financieras diseñada por quienes para sustentarla secuestraron, torturaron y asesinaron a ciudadanos indefensos?

Los denominados “superpoderes” que permiten el manejo de los fondos públicos con una única y personal “racionalidad” que atraviesa todo lo público: la de a los amigos todo y a los “otros” es decir los demás, zopencos, que jamás entenderán que no les daremos nada, ¿serán definitivamente derogados y se habrá de solicitar las correspondientes rendiciones de cuenta?

La ciudadanía en conjunto ¿expresará, en ésta oportunidad, su decisión de no ser nuevamente burlada y manipulada cuando la traición y la deslealtad hacia las promesas reaparezcan en escena con una nueva vitalidad y renovada sofisticación?

La responsabilidad consiste hoy en administrar la ilusión. Ya no se resisten más frustraciones, no es que el corazón se halle débil y que los vinos de la espera nos implantaron una furibunda cirrosis. No.

El “huevo de la serpiente” yace en su nido y cada fiasco es un momento más de su incubación. ¿Podremos sobreponernos a nuevas y caras derrotas? Cuando matemáticos, físicos, biólogos, filósofos, médicos, teólogos o ingenieros debaten sobre el infinito, parecen haber olvidado que mientras éste discurre, la finitud se impone, impera, pone puntos sin retorno, llega, atrapa y busca una nueva presa.

El signo de los tiempos tiene su puesta en escena. En el Huevo de la Serpiente (Das Schlangenei – Igmar Bergman – 1977) Manuela y un cura, se perdonan mutuamente. El cura le imparte la absolución por sentirse culpable de la muerte de su marido y ella lo perdona a él, por no importarle en absoluto lo que ella le cuenta.

El pueblo alemán representado como hojas en una tormenta ve, indiferente, como la democracia pare un genocida. Sé que no hay peor cosa que contar el final de una película. No pido perdón.

Quilmes, 27 de junio de 2009