23 julio 2018

PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS UNA VISIÓN Y UNA AGENDA


PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS
UNA VISION Y UNA AGENDA


Ya desde tiempos isabelinos, Shakespeare en “La tragedia de Hamlet, Príncipe de Dinamarca” (1599) dejo escrita una figura que, aunque podemos rastrearla desde los tiempos inmemoriales de la historia humana, fue él que le dio, tal vez, trascendencia no sólo literaria, sino conceptual: los fantasmas en este caso “personificado” en su padre asesinado.

Ya uno par de siglos más adelante, dos controvertidos autores (Marx y Engels) volvieron a la carga y señalaron en el propio inicio de una de sus obras[1] más importantes la existencia (¿podemos llamarla así, en mi opinión decididamente sí) de un “fantasma que recorría Europa”.

Obviamente a lo largo del tiempo, de una u otra manera podemos encontrar literatura que se refiere a los fantasmas de todo tipo, pero tal vez, en ningún caso con la intensidad de sentido de los casos que señalamos. Esos “fantasmas” poseen “vida propia y recorren libremente la historia” cual espectros, como figuras “irreales” (¿?), imaginarias o fantásticas, que alguien o algunos creen ver o aparecer.

Ya más cerca de nuestros tiempos, fue Jaques Derrida[2] quien nos trajo nuevamente a la “realidad de los espectros” y dio pie para que sociólogos de la cultura, como Mark Fisher y otros sentaran las bases de una nueva ciencia que denominaron “hauntology”[3] (“haunt” con referencia a algo que ronda o aparece (espectros o fantasmas) y el sufijo “ology” sugiere investigadores que estudian, en complejos estudios y laboratorios de modo científico, esta cuestión de los fantasmas y espectros.

Pero, finalmente, los espectros remiten – en algunos casos- a lo que fue, en otros, a lo que pudo haber sido y también, muchas veces algunos piensan y sostienen que son los espectros los que anuncian lo que podría suceder.

Sin embargo, los “fantasmas que acechan la Argentina” son el resultado de varios rasgos que ha desarrollado la economía argentina pero que podemos sintetizar como más de un siglo de déficit fiscal -sea por las razones que sea, pero nunca por cataclismo, guerra o desastre humanitario.

Son esos “fantasmas” que rápidamente se “corporizan y nos ponen sobre la mesa de la realidad, una aguda crisis fiscal sobre cuyas consecuencias los argentinos hemos demostrado nuestra incapacidad de comprensión, pero a su vez, la capacidad infinita de delegar en los “Merlines” de turno soluciones que un breve análisis desnudan como promesas vacuas e inviables.

Esos fantasmas y espectros son los que devienen de la melancolía y la nostalgia respecto a determinadas políticas públicas que lejos de proveer fundamentos al desarrollo económico y social de la Argentina, operaron como argumento de la decadencia en la que hoy nos encontramos sumidos y que la reversión, la transformación, como diría el “Che Guevara”, de los reveses en victoria significan un esfuerzo y un sacrificio que muchos sectores de la sociedad se resisten a afrontar en la “esperanza” que el “nanny state”[4] reponga lo que para ellos son “derechos” aunque ésos “derechos” sean ajenos al conjunto de la sociedad y más aún, sin que obtener ésos derechos, le signifique deber alguno.

Hablar, señalar, hacer referencia a la necesidad de reconvertir la sociedad hacia la frugalidad en el consumo, he de señalar que la sobriedad, la mesura y la moderación es el camino que debe recorrer la sociedad para comenzar a aventar ya no sólo “fantasmas y espectros” sino transformar realidades, resulta ingrato y políticamente incorrecto. Hacerlo de mi parte no me traerá “amigos” sino que alimentará una situación por la que pasamos y que describimos -a título personal y con modestia- “que los que se adelantan a su tiempo deben esperarlo en refugios muy incomodos”[5]

Y ahora, con esta breve “lata” introductoria, pasemos a focalizarnos en las PYME y su problemática que no sólo se alimenta de la propia dinámica de los hechos cotidianos ( leyes, decretos, resoluciones, regulaciones y la propia dinámica de una crisis económica interna (cuya columna vertebral es el déficit fiscal) y agravada por una importante crisis económica mundial) sino que también, ve de modo permanente el “rondar de fantasmas y espectros” que no serán ni los de Hamlet ni los de Marx-Engels ni los de Derrida, sino los de historia económica reciente,( aunque si lo miramos con rigurosidad podemos datarla en un siglo de repitencia).

Según los últimos datos brindados por el GPS de empresas del Ministerio de Producción en el país existen alrededor de 856 mil empresas registradas, de las cuales de 606.000 son empleadoras. El 99,4% (602.784) tiene menos de 200 ocupados, y sólo el 0,6% (3.532) son grandes empresas con más de 200 ocupados. Las empresas de hasta 200 empleados son las que más trabajadores emplean: cuentan con el 65% del empleo privado formal.

Las Pymes tienen una importante función como generadoras de empleo, lo que favorece la inclusión social, pese a que algunos economistas -responsables de duros fracasos para la economía nacional- consideran su existencia casi como un absurdo.

En la Argentina, según cifras del Ministerio de la Producción, existen 853.826 PYMES de todos los sectores (602.784 son empleadoras – 71% y el resto, se trata de microempresas unipersonales) y menos del 1% realizan operaciones de exportación de modo directo en momentos donde desde la política pública se requieren mayores esfuerzos en este sentido sobre la base de una única “aparente variable estratégica” el tipo de cambio

Es posible pensar que dicho porcentual pueda ser mayor si pudiéramos acceder a la cantidad de PYMES que aportan de modo indirecto, partes, piezas o insumos a los conglomerados exportadores concentrados en alrededor de 850 Empresas.

Este cuadro de situación no es producto sólo de estos tiempos ni tampoco puede echarse mano, en las responsabilidades de tan bajo compromiso exportador a las PYME o recurrir, a la responsabilidad de las zigzagueantes políticas macroeconómicas, aunque éstas a veces -en materia de política comercial externa- hayan resultado primitivas.

Más aún, partiendo de esta demanda, tal vez sea un buen momento de hacer referencia a cierto “victimismo empresarial” que cual “niño adolescente se siente víctima del desarrollo económico, social y político de la sociedad.

Una cosa es víctima real y concreta y otra es el “programa de victimización” que determinados grupos de presión que utilizan la queja, en nombre de determinados colectivos, como un eficaz instrumento de movilización para alcanzar sus propios objetivos de poder que, hacia el final del día, nada tienen que ver con los objetivos de las víctimas sino con sus propios planes de asalto al poder.

El PYME visualiza que es la “víctima” de un proceso que le resulta “novedoso”: ya no está el “nanny state” para arroparlo y cuidarlo de los “enemigos externos, que le permitió sin acumulación originaria previa, convertirse en un “importante empresario” que, en tanto PYME (el “nanny state en ningún momento tuvo en sus planes que este empresario fuera más allá de un ahora denunciado “enanismo”).

Muchas de ésas, “víctimas” devinieron en empresarios como resultado de varios procesos convergentes.

El principal el devenir histórico de la economía mundial instaló la idea de una “sustitución de importaciones” sin medir productividad ni necesidad y dio como resultado un “sector empresario” que más que exhibir las condiciones shumpeterianas, no era más que un “empleado público” con capacidades diversas de apropiar subsidios y prebendas sobre las que construyó “hegemonías” ilegitimas siempre atadas al “calor del oficialismo de turno” y que en la actualidad la profundidad del desmadre presupuestario no encuentran donde guarnecerse.

Sobre ésta “víctimas” a las que ahora se les reclaman inversiones, competitividad, exportaciones y productividad se montan quienes desarrollan estrategias de victimización para asaltar y recuperar un poder que -en el desarrollo histórico en su estado actual- lejos de pensar en las “víctimas reales” pretende la continuidad de un saqueo basado en la corrupción y en la profundización de las condiciones de vida marginales del conjunto de la sociedad.

El victimismo es una ideología política que trata de sacar réditos de unas situaciones de injusticia reales o simuladas, pero, las víctimas auténticas no hacen victimismo, buscan soluciones, tratan de comprender el momento y enfrentarlo con deseos de solución, de transformar “las derrotas en victoria”, nunca en hacer de la derrota una política de la queja y de la búsqueda de “culpables” que generalmente encuentra, no casualmente, en el otro.

La organización de una estructura económica exportadora es un desafío no sólo al sector empresario, sino que está involucrada el conjunto de la sociedad, es, podemos decir sin temor a equivocarnos, es el resultado de una mentalidad, es el producto de una cultura que abarca sólo parcialmente la política pública -aunque ésta tenga un valor estratégico- sino que se refiere al conjunto de la sociedad y su visión del desarrollo económico y social.

Quedan así involucrados los sectores del trabajo, la educación -en todo su recorrido-, la investigación científica en todas sus expresiones, las dirigencias políticas y sociales en todas sus expresiones, en suma, es el conjunto de la sociedad que resuelve afrontar su desarrollo con una visión “endogámica” o si acepta producir una transformación cultural tal que implique incorporar “la mirada de los otros”, del mundo que nos rodea, y que nos genera nuevos desafíos, ya sea en forma de amenazas o oportunidades, pero que enfrentamos convencidos de nuestras fortalezas y posibilidades.

Es cierto, no lo negamos, que es necesario referirse a los costos, los precios, la competencia, “qué mercados y qué productos”, evaluar la imprescindible rentabilidad, los impactos de la estructura tributaria y la estabilidad de las reglas del juego.

También es cierto que la productividad, cuando se piensa en desarrollo de un proyecto exportador es fundamental y es allí donde no sólo los empresarios tienen la palabra, sino que involucra directamente a los trabajadores y en particular a sus dirigentes. No es posible avanzar en este rubro si no es con un acuerdo estratégico con los trabajadores y sus organizaciones. Pero también debemos, en este caso los empresarios y en particular las PYME, trabajar intensamente en el diseño, la innovación (muchas veces disruptiva), en el agregado de valor, en transformar la rentabilidad, por acotada que a veces sea, en argumento del fortalecimiento de la empresa.

Generar rentabilidad, inversión, empleo, innovación y una cultura social que mire el horizonte -que parece inalcanzable pero que invita a encontrarlo- definen la necesidad de construir un “ecosistema exportador” que requiere de políticas públicas que en su momento existieron en nuestro país y que fueron abandonadas. Seguramente, en estos tiempos y en este estado de las relaciones comerciales a novel global deban ser redefinidas, tal vez diseñadas bajo otros parámetros, pero no es menos cierto que las buenas experiencias ayudan y mejoran los tiempos de decisiones que deben ser tomadas de modo imprescindible.

Transformar una cultura, armonizar las mentalidades y creencias de una sociedad, construir credibilidad, reorientar de modo sustentable la estructura productiva lleva tiempo y sobre todo cuando existe una gran fragilidad social, -30/35 por ciento de pobreza, con rasgos estructurales de complejo abordaje- resulta determinante de urgencias.

El pasado 21/04/2018 en ocasión de la Reunión de Ministros de Finanzas y bancos Centrales del G-20 un ministro señaló, en referencia al proteccionismo extremo que promueve EEUU: “Nadie se puede hacer rico vendiéndose a sí mismo",

Ese proteccionismo, el abandono o los intentos de debilitar el multilateralismo comercial sólo generan disputas comerciales y la volatilidad financiera.

Sumarse a ése virtual cierre de fronteras, donde convertimos cada producto extranjero en un enemigo que debemos por todos los medios impedir su ingreso tiene como resultado más pobreza, atraso y la consolidación del lobby de “beneficiarios” de una política denominada de “sustitución de importaciones” que pretende que nos sintamos “orgullosos patriotas” de disponer de una actividad económica que retrocede hasta las formas más primitivas de producción y que convierte el desarrollo económico y social del conjunto de la sociedad en una quimera.

No se trata de “aperturas bobas ni negligentes”, se trata de disponer de una matriz productiva revelada y capaz de incorporar la dinámica de las nuevas formas que va adquiriendo no sólo la producción industrial, sino que también las agro-industrial y el comercio.

Tiempo. ¿es posible administrarlo de modo tal que los resultados se aceleren y soluciones que no sean ya una quimera, una aventura que muchas veces resulta sin sustento y con alto riesgo de convertirse en fracaso?

Nuestra convicción es que es posible. La voluntad debe transformase en decisión y en acciones proactivas imprescindibles. Como toda transformación requiere amplia participación de los sectores involucrados. Estamos listos. Empecemos ya.

En cualquier caso, lo cierto que es que el cambio estructural de la economía argentina continúa en marcha, y probablemente se haya precipitado. Este escenario supone oportunidades de inversión en múltiples sectores, pero también constituye un reto para los líderes empresarios, dado que los obliga a repensar sus estrategias comerciales.

En particular, las empresas deberán prepararse para competir con jugadores internacionales. La presidencia del G20 en 2018, la negociación de diversos acuerdos de libre comercio (donde se destacan los avances entre el Mercosur y la UE) e incluso el reciente apoyo al programa económico de parte del FMI son pasos concretos hacia una creciente integración económica y política del país.

Además, este proceso se da un escenario internacional sumamente desafiante. La transformación disruptiva de las cadenas globales de valor, que ha generado la intervención de las tecnologías exponenciales en todos los procesos de negocios, puede dejar a una empresa local fuera del juego. Como ejemplo, la industria manufacturera, tal como la conocemos, está cambiando en el marco de la cuarta revolución industrial (lo que se conoce como industria 4.0).

Muchas industrias líderes del siglo XXI convergen en los mundos físicos y digitales en los que se espera que un hardware sofisticado combinado con software innovador, sensores con cantidades masivas de datos y análisis profundo, puedan desarrollar productos y servicios más inteligentes, procesos más eficientes, así como clientes y proveedores más conectados.

Nacen ecosistemas caracterizados por relaciones multidireccionales con intercambios de bienes, datos, conocimientos y servicios. Las barreras de entrada se disuelven y los silos de competitividad se esfuman. La competencia surge de fuentes no tradicionales que, a menudo, buscan generar valor más allá del producto en sí mismo, aplicando una nueva lógica a la cadena de valor. El ritmo del cambio ya no es gradual: es exponencial, disruptivo y no lineal. Cuanto más dilaten las empresas su transformación, más difícil y costoso será sobrevivir.

Es por estas razones que la espasmódica atención que la política pública a lo largo de los años es un signo claro que quienes ocupan los espacios de la política -en su versión electoral o como parte de los equipos de gobierno- carecen del conocimiento, relevancia y actor estratégico de las PYME tanto en las cadenas de producción que propone la nueva organización industrial, cómo, y es más grave, no disponen de una visión estratégica adecuada respecto de la vital importancia de las PYME en el sistema democrático y en la consolidación de la República.

LA AGENDA

Una aclaración importante

Por razones de pertenencia, me concentraré en el denominado Área Metropolitana de Buenos Aires, pero invito a quien acceda a éste documento -sea de la misma región o de lo que se ha mal llamado “el interior” (visión ideológica si la hay) a formular sus comentarios y críticas y hacerme llegar que propuestas, que “le falta” a éste documento para poder ser considerado representativo y no un mero panfleto del “alsinismo” o su continuación como Partido Autonomista Nacional.

….y ahora sí, a las demandas porteñas

El Conurbano, integrante del Área Metropolitana de Buenos Aires, cuenta con un impor­tante entramado industrial y una vasta diversidad de sectores en donde prevalecen las Micro, Pequeñas y Medianas Industrias (PYMI), pero también la situación se repite en las diversas provincias: la industria se encuentra -en general – localizada en torno a los ejidos urbanos.

Una primera realidad insoslayable es que hoy, miles de Industrias se encuentran atrapa­das en zonas urbanas y enfrentan un problema de encorsetamiento que no les permite ampliar, expandirse ni desarrollarse con normalidad.

Esta situación da pie a dos procesos simultáneo:

1.    Por un lado un estancamiento en el desarrollo industrial de las PYMI que se expresa en un fenómeno que denominamos “enanismo” al no poder expandir sus espacios y verse limitados, simultáneamente por un conjunto de restricciones ambientales, ne­cesarias por el nivel de urbanización pero en muchos casos resultado de la “sobre actuación” vecinal que parece preferir “municipios dormitorio” y trasladarse cotidiana­mente hacia lugares de trabajo distantes y que dan lugar al estancamiento en el desa­rrollo local, tanto industrial como comercial y de servicios.

2.    Surge entonces la pregunta: ¿dónde se debe relocalizar la industria sin que ello im­plique pérdidas de empleo local y que a su vez éste acorde con las demandas de carácter ambiental?

Se genera o promueve un proceso de relocalización de industrias que hoy resulta en extremo difícil de encarar para las PYMI por las implicancias que posee una mudanza de estas características en ausencia de instrumentos financieros acordes a éstas necesida­des, pero también la escasa o nula oferta de mano de obra en los nuevos espacios dada la inviabilidad del traslado del personal existente que, como ya señalamos, da paso a un aumento de la desocupación local.

La falta de planificación urbana y del desarrollo local por parte de los organismos públicos que debieron resguardar los espacios industriales dieron paso a una urbanización que hoy demanda servicios, pero también empleos que bajo éstas condiciones será difícil de satisfacer.

Las PYMI buscan radicarse en agrupamientos o parque industriales que les garantizan el espacio propicio para su funcionamiento y desarrollo, les proveen los servicios nece­sarios y les brindan un espacio de convivencia armónica con el entorno.

Simultáneamente la PYMI enfrenta un conjunto de temas urgentes de política industrial y que detallamos brevemente, pero que, desde ya expresamos nuestra disposición a abordarlos de modo específico si así nos lo es requerido:

1.    COMERCIO EXTERIOR

En materia de comercio exterior, las PYMI desconocemos los contenidos de las nego­ciaciones gubernamentales sobre Tratados de Libre Comercio, en particular en lo que respecta a las negociaciones en curso entre el Mercosur y la Unión Europea o el que se refiere a Canadá y México y los avances con el Tratado del Pacífico.

Esa falta de información impide conocer los impactos y consecuentemente afecta los procesos de decisiones de inversión de las PYMI dado la incertidumbre resultante.

Entendemos que pueden existir bloqueos informativos derivados de la propia negocia­ción, pero también observamos como otras comunidades empresariales de los países involucrados no sólo poseen información, sino que sus demandas son atendidas.

Esta “asimetría” en el desarrollo de los Acuerdos Comerciales debe revertirse si el obje­tivo es “exportar más”. La pregunta es ¿cuáles son los mercados en desarrollo y bajo que condiciones? Teniendo presente que las mutuas concesiones pueden discriminar negativamente a las PYMI o, a los productos industriales someterlos a un intercambio desigual en términos de matriz productiva nacional priorizando los productos agroindus­triales y relegando la participación de los productos industriales.

En el mismo orden nos preocupa las condiciones de convergencia, la resolución de con­troversias y el tratamiento a los productos del conocimiento (patentes). Nuevamente, ca­recemos de información que nos permita orientar nuestras acciones.

En suma, lo que deseamos subrayar es la opacidad de las negociaciones que deben ser transformadas en transparentes para darle un marco de racionalidad a la gestión empre­saria PYMI y no generar cuotas adicionales de incertidumbre.

Dentro de la misma temática, surgen dos cuestiones:

En materia de importaciones:

·         La existencia de triangulación de producciones (básicamente utilizando a Brasil),

·         El excesivo tiempo que demandan las denuncias por prácticas desleales (una de­nuncia por dumping demanda 18 meses cuando otros países lo resuelven apenas 1 a 3 meses). A modo de simple ejemplo un expediente de dumping promediando la investigación lleva ya 1 año de trámite y acumula casi 2000 fojas), mientras que observamos como otros países, también miembros de la OMC resuelven los “dumping” contra las producciones nacionales en apenas 3 meses (caso EEUU y Biocombustibles)

·         La escasa importancia que el servicio aduanero presta a los valores FOB decla­rados en Aduana lo que ha dado lugar a procedimientos de subfacturación con el daño no sólo fiscal sino el que se le genera a la PYMI.

·         Simultáneamente, las PYMI deben enfrentar la competencia desleal por parte de productos importados como así también la que proviene de la informalidad pro­ductiva y el contrabando.

·         Un proceso de “desburocratización” del comercio exterior es imprescindible. Pero éste puede tener dos variantes: la inteligente que afina controles y ejerce necesarias regulaciones; o “bobo” -tal como está aconteciendo, donde bajo el argumento de la facilitación se desarrollan las peores prácticas tanto por parte delos funcionarios de “zona primaria” como de quienes ejercen las responsabilidades estratégicas que ignoran o alargan los procesos que deben desarrollar ante las denuncias de fraude aduanero o prácticas desleales.

·         El sistema financiero argentino no ofrece cartas de crédito para la importación de partes, piezas e insumos y todo se resume en condiciones de 100% anticipado o 30% anticipado y 70% vista en el mejor de los casos lo que demanda esfuerzos financieros importantes que se financian con crédito comercial a tasas incompati­bles con la realidad empresaria y la voluntad política de vencer la inflación que en la medida de nuestras posibilidades acompañamos.

En materia de exportaciones

·         Ausencia de instrumentos o programas de promoción de exportaciones destina­dos a PYMI
·         No existen de modo fluido líneas de pre-financiación de exportaciones
·         Nuevamente, la necesidad de “ajustar” el gasto público, lleva a incurrir en mora en la devolución de los impuestos contenidos en las exportaciones como de los reembolsos acordados.

La “manipulación” de las obligaciones, no es funciional a la conformación de un ecosistema exportador. No es posible llevar adelante un complejo proceso para las PYME que las proyecte al mundo -como lo requiere el propio Prtesidente de la Nación, cuando el primero en incumplir los contratos y obligaciones es el propio Estado Nacional.

1.    TRATADOS DE LIBRE COMERCIO (TLC)

De diversas formas tomamos conocimiento que la República Argentina, a través de su Cancillería, se encuentra negociado diversos TLC tanto con la Unión Europea, como con Corea del Sur, Canadá, EFTA (según sus siglas en inglés), compuesto por los países europeos Noruega, Islandia, Suiza y Liechtenstein y existe una fuerte presión de Uruguay dentro del MERCOSUR para avanzar con un TLC con China. A su vez, desconocemos los avances de la Cancillería respecto de la Alianza del Pacífico.

Carecemos de información respecto de cuáles son los contenidos, impactos, plazos de convergencia, posibilidades o no de complementariedad industrial, que tipo de concesiones mutuas se otorgan, etc.

La metodología de la Cancillería respecto de los sectores es enviarles un “listado de NCM” posibles de ser negociadas para consultar si está en condiciones, en el marco de posibles concesiones arancelarias, de establecer ventajas competitivas, concesiones o formas de convergencia, pero siempre como un ejercicio tecno-burocrático sin la participación de los interesados.

Sin embargo, esa “lista de NCM” tiene valor en el corto plazo. Resulta imposible, sin información alguna, decir si 2 u 8 años es lo necesario. Decir exclusión puede ser una elección, pero no es lo que sucederá porque nada queda excluido cuando se desarrollan estos TLC y cuando las hay se refieren a productos estratégicos, de la defensa nacional, etc.

Dado que desde el Poder Ejecutivo Nacional (vía Ministerio de Producción o Relaciones Exteriores) no se define una política industrial o al menos un sendero (+/- seguro, es decir consistente y sustentable en el mediano/largo plazo) resultaría muy irresponsable para los sectores elegir una u otra opción sin mediar un responsable y sustentable análisis previo que no sólo se refiera a la situación de intercambio que refleja el Sistema Malvina.

No es posible oponerse -tal como se está comportando la dinámica del comercio internacional- a los TLC pero la Industria nacional no puede estar a “ciegas” sobre ésos desarrollos porque tal vez, dentro de 5 años, ésa lista de NCM ya carezca de validez dada la dinámica de la innovación y de cómo la denominada “economía 4.0” avanza en el desarrollo de cadenas de producción, como se incorporan nuevos materiales, etc.

2.    CUESTIONES IMPOSITIVAS

Es importante reconocer las mejoras introducidas en la Ley PyME y sus beneficios en torno a los incentivos a las inversiones y la reducción de algunos impuestos, pero es necesario un cambio más profundo que opere con mayor significación en el im­pacto excesivo que tienen los impuestos en los costos de una PyME y en los precios a los que sus productos son colocados en el mercado.

Existen numerosas PYMI que no han podido inscribirse en el Registro de la AFIP para acceder a los beneficios de la Ley PYMI (alrededor de 400 mil) mientras tanto el vo­lumen de financiaciones por planes de pago a las PYMI rondas los $148 mil millones lo que pone en evidencia una fragilidad de importancia fundamental. La presión tribu­taria incompatible con la producción ha dejado un remanente de consecuencias difí­ciles de predecir.

Es cierto que está en marcha la implementación de la Reforma Tributaria aprobada por el Congreso Nacional y también es cierto que se ha suscripto con los Goberna­dores un Pacto Fiscal

Sin embargo, el denominado “costo argentino” (conformado por un conjunto de costos indirectos no revelados de modo explícito o “precios sombra”) es una realidad que condiciona la competitividad de la producción nacional.

Así, la Irregular adhesión de las jurisdicciones subnacionales (Provincias y Munici­pios) al Acuerdo Fiscal Federal implica en muchos casos suba de tasas e IIBB, crea­ción de tasas municipales sin prestación de servicio alguno, etc. Donde muchas ve­ces las jurisdicciones exponen una “creatividad admirable”.

Más aún, al no hacerse transparentes los compromisos asumidos a las PYMI les re­sulta muy difícil comprender los alcances de ésos importantes Acuerdos.

Reconocemos que se han hecho avances importantes en materia de:

·         recupero de los saldos del IVA Técnico,
·         en la obtención de los certificados de crédito fiscal en Bienes de Capital
·         En una más fácil resolución de los embargos por deudas fiscales

Pero instamos a las autoridades nacionales a reforzar el cumplimiento de los acuer­dos que permitan reducir la presión tributaria tal como fue comprometido.

Entre los temas urgentes y a resolver en el corto plazo:

·         Liquidación del Impuesto al Valor Agregado. pasándose del sistema del devengado al del percibido. De esta manera, recién debería ingresarse el IVA a la AFIP cuando se cobra y no teniendo en cuenta el momento en que fue confeccionada la factura; que incluso puede no cobrarse.

·         Luego de la sanción de la reforma tributaria (Ley 27.430) que redujo para el año 2018 la alícuota del tributo, del 35 al 30%, la AFIP aún no emitió la norma reglamentaria permitiendo que las empresas adecuen los nuevos anticipos que, para las sociedades que cerraron su ejercicio el 31 de diciembre y que comenzaron a abonarlos en el mes de junio pasado. La “solución” de la AFIP sólo permite reducir el monto de los anticipos cuando el importe de los anticipos que se estimen abonar supere en un 40% al tributo anual que deba pagar.

·         Debe limitarse la prohibición de no actualización cuando las PYME emiten facturas en pesos con plazos de pago mayores a los 30 días o cuando, aún con la condición de contado, el cliente la paga con documentos a plazos mayores. La factura electrónica -aún no vigente- no habrá de alcanzar a todas las PYME dado que sólo el 35% de ellas están inscriptas en el Registro y que a su vez, los probables tomadores de “facturas electrónicas” para su descuento no tomaran todas, sino aquellas que impliquen menor riesgo.

·         Debe permitirse a completa compensación de Impuesto a todos los niveles jurisdiccionales evitando la acumulación de saldos a favor que no reciben remuneración alguna -sobre todo a las tasas de interés vigentes y a los índices de inflación actuales. La no compensación significa tanto a nivel de la AFIP como del Convenio Multilateral y de los tributos locales (aunque se los denomine tasas) un desagio de muy negativo impacto en las PYME.

·         Producir una “tregua tributaria” de modo que las PYME puedan reorganizar sus DDJJ, documentación respaldatoria, etc. Evitando que por la carencia de una estructura especializada deba enfrentar inspecciones sistemáticas que le imponen multas, embargos con la consiguiente carga de honorarios a abogados muchas veces por diferencias involuntarias. No se trata de PYMES que eluden o evaden impuestos dado que están plenamente registradas. Si debieran incentivarse los controles hacia los mercados y productores marginales.

·         Reformulación de las normas que permitan a las PYME, cumplidos los plazos de vencimiento y las intimaciones de pago, considerar como incobrables créditos por ventas no recuperados sin necesidad de ejecución y ser deducidos del Impuesto a las Ganancias. En caso de recuperación, permitir rectificativas o su consideración en el siguiente ejercicio.

·         Metodología progresiva de transformación del contribuyente (microempresa PYME) del Régimen Simplificado al Régimen General sin incluir reclamos retroactivos siempre y cuando, y en el caso que tenga empleados, éstos estén regularizados.

·         Desarrollo de un sistema de facilidades que promueva la sucesión en las Empresas PYME de base familiar. Dicho sistema debe incluir desde facilidades formales (tributarias y societarias) y crediticias (para promover la restructuración y la incorporación de nuevas formas productivas (innovación, diseño, reestructuración) evitando la fragmentación y promoviendo la continuidad. En los juicios sucesorios donde se identifique como integrante de este una empresa PYME en marcha, el sistema judicial deberá sostener criterios de continuidad y no meramente patrimoniales.

·         Otorgar facilidades para que las PYME se transformen en “sociedades de capital abierto” en tanto las actuales formas de “capital cerrado o endogámico” resultan trabas importantes para la obtención de financiamiento que posibilite su operatividad y modernización.

·         Elevar del 10% al 20% el crédito fiscal por inversiones en el Impuesto a las Ganancias. Incluir como inversiones no sólo la incorporación de bienes de capital sino la incorporación de mejoras o reestructuraciones productivas que provengan de la innovación, el diseño y la ingeniería o los servicios y que impliquen mejoras sustantivas en la productividad.

·         Dado que la variación del Índice de Precios Mayoristas (IPIM) desde enero 2016 y proyectado a diciembre 2018 habrá de superar el 100% es imprescindible que la AFIP y los Consejos Profesionales establezcan las Resoluciones Técnicas correspondientes o ratifiquen las ya existentes para la implementación del Ajuste por Inflación.

Las actuales relacionadas con las intenciones del Poder Ejecutivo Nacional de limitar dicha facultad en la confección de los estados patrimoniales reflejan una autentica “desesperación fiscal” y no una inteligente forma de proyectar los flujos de fondos que se generan cuando dichos estados patrimoniales reflejan la realidad empresaria

3.    CUESTIONES LABORALES

·         No hay una completa aceptación a nivel nacional de la Ley Complementaria de ART (Ley 27.348)

·         La judicialización de las relaciones laborales y el desarrollo de un sistema juris­prudencial que en los hechos opera como una “legislación” en sí misma. La nece­sidad de desarrollar una profunda revisión de la legislación laboral - que, aunque impulsada por el propio Gobierno- no encuentra el suficiente eco en la oposición parlamentaria lo que impone no sólo una legislación anacrónica, sino que genera una alta cuota de incertidumbre.

·         En materia de negociación laboral a nivel de paritarias, debe eliminarse la deno­minada “ultra-actividad” dado que la dinámica de la producción requiere una per­manente actualización de las relaciones laborales por el surgimiento o implemen­tación de nuevas tecnologías o innovaciones

·         Hace pocos días se conoció el Decreto 633/2018 que en los hechos significó la imposibilidad de resolver en paritarias la posibilidad de “ pagos no remunerativos”. Es cierto que dicha decisión responde a dos necesidades importantes: evitar pagos “en negro” y fortalecer la recaudación del ANSES. Pero las soluciones “teóricas” no afectan el realismo de las relaciones gremiales-empresarias en tanto éstas habrán de proponer todas las formas creativas posibles para continuar con la práctica y el PYME carece del “poder” de negarse induciéndolo a obtener recursos para hacer frente a ésas demandas a través de “operaciones informales”

4.    LOGISTICA

Una cuestión estratégica como la logística – tanto de abastecimiento a la producción como en la distribución – el Gobierno va construyendo soluciones que si bien son de singular importancia (ampliación de rutas y autopistas, reposicionamiento del trans­porte ferroviario, abordaje del transporte multimodal, ampliación de la red para bi-trenes entre otros) no logran impactar en los costos de logísticos de las PYMI y re­quieren decisiones políticas de singular trascendencia que exceden ampliamente a las empresas.

Es cierto que por diversas vías se trata de resolver esta restricción estratégica pero las PYMI consideramos que se requiere mayor énfasis en tanto se disponen de las herramientas administrativas para poner límites ciertos y eficaces a metodologías que sólo suman costos ocultos y no revelados a la producción por la vía de prácticas inaceptables.

Reconocemos las importantes inversiones públicas en el desarrollo del transporte de carga ferroviario, marítimo, fluvial y multimodal, pero debemos destacar que persisten excesivos costos logísticos tanto para la exportación como para el mercado interno, pero pensamos que es necesario redoblar los esfuerzos para evitar los impactos de los sobre-costos logísticos sobre los precios en el mercado interno.

5.    FINANCIAMIENTO AL DESARROLLO. TASAS DE INTERÉS A LA INVERSIÓN COMPETITIVAS.

Se trata de una cuestión estratégica que nos lleva a formularnos la siguiente pre­gunta:

¿Está el modelo de “banca comercial” que se desarrolla en la Argentina, preparado para reconvertir al menos una porción en una “banca de desarrollo o de largo plazo” al estilo del que poseen sobre todo, muchos países de Europa e incluso Brasil y con­secuentemente reconvertir su visión del financiamiento a personas (casi usurario) a un sistema de financiamiento a proyectos que requieren otras tasas de interés pero fundamentalmente otros criterios de evaluación en materia de factibilidad, viabilidad y riesgo?

Lamentablemente la respuesta es NO.

La asistencia financiera a PYMI ha sido resuelta mediante mecanismos imperfectos del mercado. No resulta posible que un sistema bancario de características comer­ciales (enfocado a tarjetas de crédito y créditos personales, ávidos en captar “cuen­tas sueldos” para obtener liquidez barata), pueda atender la demanda de créditos de inversión que obviamente requieren otro tipo de fondeo, evaluación y análisis de riesgo.

La banca de inversión requiere capacidades de evaluación de factibilidad y viabilidad, tasas de interés, plazos y condiciones de garantías que la banca comercial nacional no está en condiciones hoy de dar una adecuada respuesta tal como lo demuestra el propio BCRA en su Encuesta de Condiciones Crediticias (ECC): suba de tasas, en­durecimiento del sistema de garantías.

La existencia de Sociedades de Garantía Recíproca – en los hechos destinadas a satisfacer las posibles debilidades de las garantías de las PYMI sólo han sido eficien­tes para el canje de cheques en el mercado de capitales (Bolsa de Comercio) pero el “spread” que cobran por su participación resulta, con estos niveles de tasa inviables, demanda adicionalmente una garantía solidaria de los titulares de las PYMI lo que lleva a preguntarse sobre ¿Qué es lo que realmente garantizan?

 Es cierto, sí, que hay un “lote” de empresas PYMI que participa aún de estas opera­ciones pero que representan una minoría dado que en general las empresas deno­minadas de “primera línea” no emiten cheques diferidos susceptibles de negociación en ese tipo de ámbitos.

En él mientras tanto, los instrumentos propuestos por el Poder Ejecutivo Nacional a través del Proyecto de Ley de Inversión Productiva quedaron sin sanción legislativa (falta el Senado) y reconocemos el esfuerzo del Presidente de la Nación al reclamar la sanción definitiva de ése Proyecto en la sesión de apertura del año legislativo.

Sin embargo, los instrumentos destinados a PYMI han quedado desafortunadamente mezclados con un conjunto de artículos que dan lugar a una profunda reforma del funcionamiento del mercado de capitales y atribuciones de la Comisión Nacional de Valores que son resistidos por la oposición parlamentaria. En el medio de las diferen­cias de mayor entidad y calibre han quedado las PYMI.

Los instrumentos diseñados en dicha Ley a los que se accede mediante el mercado de capitales resultan aún de difícil acceso a las PYMI que deben, para incorporarse generar un “giro copernicano” en sus sistemas de gestión empresarial. Tales trans­formaciones requieren tiempo y concientización. Los nuevos paradigmas parecen im­ponerse por la fuerza y dan paso a una “cultura de descarte” de costosos impactos económicos y sociales.

6.    TARIFAS DE ENERGIA

El impacto en los costos de los incrementos de tarifas aplicados a la producción sin gradualismo alguno y, simultáneamente la cancelación del Programa orientado espe­cíficamente a la eficiencia eléctrica como así también la línea de financiamiento aso­ciada a ese fin generó dificultades que aún debemos resolver.

En tal sentido, sería de singular relevancia la recuperación de dichos Programas que han de reflejarse en mejoras sustantivas en la productividad y en un consumo más racional de energía eléctrica.

Por otra parte, debería facilitarse la incorporación de las PYMI al MEM y con una regulación activa por parte del Estado Nacional de los valores agregados de trans­porte y distribución de la energía adquirida en el mercado mayorista.

7.    EL SEGURO DE RIESGO AMBIENTAL Y LA POLÍTICA DE CUENCAS

Debemos destacar que el tema Seguro Ambiental y sus temas conexos (que forman parte central de la agenda de la reunión) tales como la inexistencia de Compañías de Seguros que tomen el riesgo (existe sólo un Seguro de Caución –que obviamente no es lo mismo) y especialmente la cuestión de la relación e impacto que en las PYME tiene este tema.

Destacamos que sólo existe en plaza una única Compañía de Seguros (Prudencia Compañía Argentina de Seguros SA) que ofrece en lugar de una póliza de seguros un seguro de caución (que no es lo que la Ley exige) cuyas consecuencias son im­predecibles para las PYME.

El virtual fracaso de los intentos gubernamentales por evitar el sistema de pólizas de caución a partir del recurso de amparo presentado y avalado por un Juez de Formosa son la señal inexcusable de que se debe modificar de modo imperativo la Ley General del Ambiente.

Para las PYMI la cuestión puede resultar una dura limitación a su desarrollo y la apa­rición de cuestiones de competitividad de mucha trascendencia que pueden empu­jarla a mercados marginales, muy lejos de sus aspiraciones o finalmente dejarla afuera.

Más allá de las dudas del sector asegurador, el riesgo para las PYMI es que éste nuevo seguro se transforme en una nueva versión de lo que es el de Riesgos del Trabajo: se paga caro, no se evitan los litigios y finalmente hay que pagar como si no se tuviera el riesgo cubierto.

La cuestión adquiere importancia porque las PYMI serán obligadas por las grandes empresas, amparadas en fortalecimiento de las exigencias de la Autoridad de Aplica­ción) a mostrar la cobertura del riesgo ambiental, sobre todo para las tercerizaciones o cuando se es PYMI proveedora, y la ausencia de cobertura puede dar a una discri­minación negativa.

Cabe destacar que falta de coordinación con las provincias toda vez que las mismas no participan (no han adherido a la Ley Marco) y disponen de regulaciones (leyes, decretos, etc) y servicios de control propios con participación de los Municipios en algunos casos específicos.

Debe tenerse en cuenta que la cuestión medio ambiental genera un costo muy im­portante para la habilitación industrial y posteriormente en su gestión siendo una de las debilidades de la PYMI que resulta difícil tanto de resolver como de prevenir.

Para decirlo de modo sencillo: la PYMI debe demandar una activa participación en la definición del sistema para no quedar atrapada, posteriormente, en una maraña de regulaciones que finalmente será cara y mala.

En particular, la provincia de Buenos Aires debe adoptar y dar a conocer como debe­rán trabajar las Empresas en materia medio ambiental a efectos de evitar contradic­ciones y/o superposiciones con la ley General del Ambiente y los requisitos que ésta impone.

A modo de ejemplo, en los últimos días, el Ministerio de Ambiente modificó uno de los parámetros del polinomio utilizados para calcular el Seguro de caución lo que implica un incremento en muchos casos del 100% y pasó a “indexar” dicho polinomio.

8.    MERCADO INTERNO

Las PYMI no somos ajenas al comportamiento del mercado interno y su fortaleci­miento y desarrollo es parte de nuestra atención permanente.

En tal sentido, coincidimos con las políticas gubernamentales en materia antiinflacio­naria porque es una de las cuestiones fundamentales para la sustentabilidad del mer­cado interno, pero entendemos que, como ya señalamos, es necesario fomentar la transparencia eliminando la opacidad fiscal de las jurisdicciones sub-nacionales, am­pliando la base de contribuyentes, combatiendo la competencia desleal y el contra­bando, entre otras.

A su vez es de mucha importancia la aprobación y posterior implementación de la Ley de Compre Nacional tanto en las compras como en los proyectos de inversión públi­cos, y en el Programa de Inversión Público-Privado (PPP)

9.    CIENCIA Y TECNOLOGÍA:

A pesar de la importancia del desarrollo de la ciencia y la tecnología en el desarrollo de los países, sobre todo en escenarios de alta competitividad global, y reconociendo el atraso de nuestro país en las inversiones en investigación y desarrollo se decidió discontinuar los programas que posibilitaban la innovación en las PyMI.

En tal sentido, sería de singular importancia el relanzamiento de dichos Programas.

Finalmente, volviendo a Shakespeare, dice éste en la “Hamlet, la tragedia del Príncipe de Dinamarca”: ““El tiempo está fuera de quicio”[6]  sentencia que refleja con perfección los tiempos actuales, pero, Shakespeare le encarga a Hamlet, en 1599, restablecerlo.

Sin embargo, en los tiempos que corren, “el tiempo-continua-fuera de quicio” pero a diferencia del orden isabelino, el desarrollo económico capitalista se muestra -en apariencia- caótico, aunque estratégicamente, estable precisas y claras leyes que sancionan con estricta dureza pretender imaginar que ése “orden” puede ser alterado por la sola voluntad política de un grupo o sector. Restablecerlo es responsabilidad de un dialogo y el conceso responsable y sustentable de todos los involucrados, en este caso Gobierno y PYMES.

Colegiales, 23/07/2018

Lic, Carlos Guillermo Schwartzer




[1] Karl Marx – Friedrich Engels - Manifiesto Comunista – Londres Febrero 1848
[2] Jaques Derrida – Los espectro de Marx – Varias ediciones en castellano - 1993
[3] Mark Fisher – Los fantasmas de mi vida. Escritos sobre depresión, hauntologia y futuros perdidos – 2013 (Ed. Caja Negra – 2018)
[4] Estado niñera
[5] Stanislaw Jerzy Lew – Pensamientos descabellados – Buenos Aires - Pablo Lolhé Editor -1977
[6] Willam Shakespeare – Hamlet – Acto I Escena V