07 noviembre 2009

NO SON ELLOS...SOMOS NOSOTROS

Fracasó la negociación con la Unión Europea porque, dicen los funcionarios participantes, que los 5 países europeos involucrados, prefieren sostener de modo invariable la Política Agropecuaria Común (PAC) y simultáneamente solicitar a los países del MERCOSUR la apertura de los mercados a los productos industriales europeos.

Sencillamente, dame todo a cambio de nada. La verdad, no había que ir a Bruselas, ni tampoco vale la pena intentar ese dialogo mientras los países de la Organización Mundial del Comercio no respondan la solicitud de información presentada por Argentina y Ecuador sobre los multimillonarios paquetes de estímulos fiscales y ayuda económica que las potencias giraron a empresas automotrices y financieras, entre otras.

En nuestra visión, está investigación pondrá en "blanco sobre negro" gran parte de las causas por las que Argentina y las PYME en particular ven afectada su competitividad perdiendo mercado para sus MOI en el mundo y simultáneamente, ven invadido su mercado con prácticas de dumping. Es por ello que en nuestra opinión esta acción debería ser respaldada por las PYME que fueron, son y serán, finalmente, las más perjudicadas por estas políticas tomadas en momentos críticos por los países desarrollados.

Simultáneamente con el fracaso, la Comisión Europea publica un Informe en el cual señala a la Argentina como uno de los países más proteccionistas. Posición sorprendente, pero que no debe sorprendernos.

Que los europeos (o los países desarrollados) digan que se trata de proteccionismo como concepto genérico mediante la convocatoria a un "memoria emotiva" de los europeos que permita encubrir las tropelías comerciales que ellos mismos ejecutan y en un intento por sostener una división internacional del trabajo que carece cada vez más de sustentabilidad.

No es posible categorizar como "proteccionismo" el ejercicio responsable que los gobiernos -sea por necesidad o convicción – hacen en defensa de la industria nacional cuando se pretende exportarles las consecuencias menos deseadas de la crisis.

Las PYME han dado respuestas pro activas, y ha mostrado en todo momento su convicción y compromiso y agreguemos mucha paciencia y mansedumbre, la que algunos están confundiendo con desinterés e indolencia.

Sin ir más lejos, mientras se le otorgan u$s 79 millones de dólares a la General Motors para "salvarla" con fondos de la seguridad social de los argentinos luego que desde 1925 viene girando sus utilidades hacia su casa matriz y ha lucrado con carísimos créditos a sus clientes que compraban sus vehículos a crédito. En resumen, una empresa que ha esquilmado a los argentinos es el ejemplo del "keynesianismo aplicado" y motivo de un raro orgullo presidencial.

La contracara es la misérrima asistencia para las PYME.

Ayer (6/11/09) con programada pompa sólo se anunció una línea de financiamiento de sólo $ 20 millones (algo más de u$s 5 millones) para miles de PYME que han dado sobradas muestras de compromiso y responsabilidad empresaria incluso en los momentos más difíciles y dolorosos de la Argentina y para quienes la inversión es una condición de supervivencia.

Así mismo es imprescindible promocionar el desarrollo empresario entre los jóvenes, para darle sustentabilidad al desarrollo económico. Pregunto ¿alcanzan $ 20 millones para que las oficialmente reconocidas 150.000 empresas de menos de 2 años de vida logren la asistencia financiera necesaria para ampliar su horizonte vital.

No debemos entonces ni asombrarnos ni sorprendernos por la altanería de las clasificaciones ni tampoco podemos esperar una mejor consideración de nuestros vecinos si, de modo sistemático y con pertinaz decisión se maltrata a quienes con la misma obstinación están dispuestos a ser artífices y aportar al desarrollo económico, fundamento indispensable de la inclusión y el bienestar de millones de conciudadanos hoy marginados y obligados a participar del clientelismo y las peores formas de la corrupción



01 noviembre 2009

PYMES: ACA Y ALLÁ CON DESTINO INCIERTO

El pasado 25 de julio lo habíamos advertido.

La entidad de préstamos comerciales CIT Group Inc, con más de cien años de existencia, se declaró hoy en bancarrota, tras ser golpeada por la crisis financiera mundial que le impidió auto financiarse.

La pregunta que nos hacemos es respecto de los grados del optimismo.

La cuestión no es con aquellos que tratan de mantener una perspectiva que podríamos llamar de "vaso medio lleno". La cuestión es con quienes -con total intencionalidad y pese a conocer cuan "vacío está el vaso"- proclaman que éste esta que desborda.

Pretenden que imaginemos que todo a sido superado, que la crisis es sólo un mal recuerdo producto de una noche olvidable. Deberán inventar otros discursos.

La banca CIT (EEUU) es prestamista de 950.000 pequeñas y medianas empresas, y la bancarrota llega justo cuando las PYME de EEUU impulsan su ritmo de fabricación para la temporada navideña y los negocios necesitan financiación para ampliar sus inventarios.

Hace solo unos días el Presidente Obama había señalado: "aunque haya más crédito a disposición de las grandes empresas, demasiados dueños de PYME aún tienen dificultad para obtener el crédito que necesitan" y agregó, "nuestra economía en su totalidad no puede avanzar si las PYME y la clase media siguen perdiendo terreno".

La expresión "too big to fail" (demasiado grande para caer) parece describir adecuadamente la situación. Mientras fue muy rápida la implementación de soluciones para los "grandes jugadores" del sistema financiero (en los hechos CIT cae bajo esa regla: no es tan grande como el CITI, Lehman Brothers u otros gigantes financieros rescatados) sino que la misma lógica parece se ha trasladado al sistema productivo: las PYME de EEUU no son lo suficientemente grandes como la General Motors.

La situación, a escala, parece simétrica a la de la Argentina.

Hace apenas unos días atrás (27-10-2009) la presidenta Cristina Kirchner defendió en la planta santafecina de General Motors el préstamo de u$s 70 millones con fondos de la ANSES otorgado por el Gobierno en junio pasado para rescatarla.

El ahorro de los argentinos, su futuro, utilizado para sostener una empresa extranjera que debió haber sido obligada a repatriar los fondos girados al exterior en los años de bonanza. Las PYME de la Argentina, fueron ignoradas. EL ANSES abandonó el compromiso de asistirlas mediante el sistema de licitaciones de fondos con tasas promocionales sin culpas, sin aviso con ninguna pompa.

Decíamos en aquel momento: "Las "grandes empresas" en tanto aparecen como los sectores más dinámicos de la acumulación de capital demandan a los políticos que el Estado atienda primero sus propias necesidades y eviten una supuesta "dispersión de esfuerzos" que no aportan a la resolución de ésta contienda donde esta en juego el poder económico y el destino de millones de empleos. Agitando estos fantasmas parecen lograr sus objetivos y pocos son los que escuchan los reclamos de las PYME tanto sea en EEUU o en la Argentina."

Y volvemos a señalar: "La "teoría del derrame" pese a la mala fama "noventista" parece no haber abandonado las mentalidades y está presente en las concepciones que definen la política económica acá y allá. Se presupone que "salvando a los grandes" éstas habrán de "derramar" los beneficios obtenidos en su ca­dena de valor conformada por miles de PYME que involucran tanto millones de empleos como sus ramificaciones en los sectores comerciales y de servicios. Los antecedentes hasta acá muestran la falsedad de ésos argumentos."

Aun estamos en plena crisis, pero no como parte del mundo sino como cuestión singular y responsabilidad propia de las debilidades institucionales que arrastramos.

Para poder dar el siguiente paso y situarse en la "post crisis" las PYME requiere mejorar su productividad y competitividad, que no será producto de ningún derrame ni devaluaciones, sino el resultado de las mejoras sustantivas en la calidad institucional, y consecuentemente en la inversión en innovación y modernización de los procesos y de gestión productiva. Para esa etapa, sí, de modo imperativo requiere una adecuada asistencia financiera que el Gobierno Nacional ha resuelto ignorar.

La quiebra de CIT muestra como allá, pero también acá, la dinámica de la acumulación de capital que refleja la crisis en curso, prioriza la concentración y centralización y reserva para las PYME las quiebras y las frustraciones.

Quilmes, 1º de noviembre de 2009