03 noviembre 2008

SIN PYMES NO HAY NACIÓN

Cuando el riesgo-país, el valor de los CDS o la calificación de riesgo crediticio traspasan los márgenes que ya atravesó la Argentina
[1] la problemática no puede ya ser explicada el discurso economicista neoclásico ni siquiera por el “remixado” keynesianismo, a la sazón una variante pragmática del pensamiento neoclásico.

Un ejemplo claro de las debilidades que se arrastran –y que refleja que el nivel de los indicadores señalados es directamente proporcional a las debilidades e incomprensiones institucionales - son las referidas a la morosidad en materia de políticas de desarrollo y fortalecimiento para las PYME

Las PYME se constituyen en actores fundamentales más allá de su importancia estratégica en términos económicos. Son las PYME las que proveen los límites a las pulsiones de centralización y concentración que desarrolla el capitalismo con la consiguiente pérdida de calidad institucional.

A lo largo de los 25 años transcurridos desde el inicio de una nueva etapa para la convivencia y el desarrollo democrático en la Argentina ninguna política pública estuvo dirigida a consolidar la alianza estratégica de los sectores populares mayoritarios con las PYME.

Lo que se diseño y ofreció a las PYME no fue nunca más allá de un subsidio y más aún, cuando las encuestas reflejan la baja utilización o el alto desconocimiento de los instrumentos que se diseñan para ella queda expuesto el divorcio –o mutua indiferencia- entre las PYME y las fuerzas políticas populares.

La mesa de la consulta, del diálogo y del consenso no está preparada para las PYME. Las sillas dispuestas están asignadas a los sectores más concentrados de la economía y sus representantes. No se promueve su vitalidad y reproducción, sino que la deja librada a su propia suerte.

Una política de Desarrollo Nacional que excluye a las PYME de los ámbitos de decisión y que sólo ofrece éstas “nuevas formas”
[2] no es más que la convalidación de “status quo” funcional a las necesidades de las formas más concentradas del capital y que, cuando éste produce las crisis, rupturas o mutaciones, siguiendo su propia dinámica, son las PYME las que quedan marginadas y sin respuesta.

Tras 25 años de democracia, las Pequeñas y Medianas Empresas requieren no sólo una política de promoción o fortalecimiento, un funcionario más o menos especializado como responsable de la Agencia Gubernamental, o un subsidio más o menos ágil en su gestión. Las PYME demandan de modo urgente el espacio imprescindible que deben ocupar como reaseguro para la convivencia democrática.

[1] El EMBI+ Argentina, oscila en alrededor de 1600 puntos básicos, los Credit Default Swap (CDS) valen más de 4000 puntos básicos y Standard & Poors a recalificado la deuda argentina con B-, paso previo a ponerla en default.
[2] Por ejemplo, “políticas de cadena de valor” o subcontratación que no son más que nuevas expresiones de la vieja “mita” de los colonizadores españoles.