28 agosto 2018

LA INDUSTRIA 2018 – EL FIN DE LAS DICOTOMIAS


LA INDUSTRIA 2018 – EL FIN DE LAS DICOTOMIAS
Ni “naturales” ni “artificiales”, INDUSTRIA

En no más cuatro días, desde diversos ángulos de la información cotidiana se recordará el Día de la Industria.

Funcionarios, dirigentes empresarios y hasta sindicales, políticos de la oposición de todo pelo y color, periodistas especializados y no tanto, profesionales de la Academia, etc., etc., se referirán de las más diversas formas y tonos sobre el tema y en éstas circunstancias, que aunque parecen una mera repetición de ciclos históricos ya vividos[i] nada es tan distinto como el propio dilema que planteaba uno de los mayores defensores de la Industria: Carlos Pellegrini. Decía éste prohombre en el debate parlamentario de 1876:

“¿Es que la República Argentina está condenada a ser una granja atrasada de un imperio fabril? Solo la industria y el trabajo pueden aumentar las fuentes de riqueza de un país. ¿Cuál es la posición de las grandes naciones industriales con relación a las naciones manufacturadoras el día que no le diéramos la materia prima con que alimentan sus fábricas, irán a buscarla a otra parte? Todo esto demuestra que tenemos el deber de procurar por todos los medios posibles hacer que en el porvenir no seamos solamente una nación de pastores, que seamos también una nación de obreros"

Como señalábamos en 2009 al referirnos al Día de la Industria y a ese debate,

“La base de la disidencia era el debate sobre si las industrias debían ser las “naturales” (es decir ligadas al sector agropecuario) o “artificiales”, es decir orientadas transformar aquellas materias primas que la Argentina no producía o producía poco y que requería un decidido apoyo estatal.

La dinámica del desarrollo capitalista saldo la disidencia, ya no sólo en la Argentina, sino a nivel global.

Desde las dicotomías de Pellegrini, hasta los que pensaron y creyeron que ser “una Nación de obreros” implicaba una organización política basada en la fantasía de “vivir con lo nuestro” que implicaba un desarrollo industrial Estado-dependiente pero no de apoyos y contribuciones en materia de innovaciones o mejoras de la productividad total de los factores, sino de un desarrollo empresarial (especialmente industrial) cargado de prebendas, restricciones y opacidad que marcó hitos que no debemos olvidar como la prácticamente quiebra de una herramienta fundamental para el desarrollo industrial como lo fue la Corporación de Crédito Industrial - Banco Industrial - Banco Nacional de Desarrollo como resultado de la morosidad, el desvío de los fondos otorgados a actividades no específicamente industriales, etc.

Pensar la industria hoy implica no sólo ponerles números a las etapas (Industria 4.0, etc.) sino requiere al menos 2 requisitos básicos para la propia Industria:

·         Incremento permanente de la productividad total de los factores de producción[ii] que permita mejoras permanentes en la rentabilidad empresaria y que ésta sea aplicada a:
o   una mejora permanente en la solvencia de sus trabajadores (para sostener una demanda amplia y sofisticada) y simultáneamente
o   aplicar esos mejores resultados a la acumulación de capital

·         Lograr que esas mejoras de productividad se trasunten la integración a las “cadenas de producción globales”, que implica que la Empresa y el propio empresario desarrollen un cambio de sus estructuras culturales y mentales que les permitan concebir una economía absolutamente abierta a la dinámica productiva (más allá de esta etapa de “nacionalismos económicos”, protecciones arancelarias y no arancelarias, etc.) y abandonar definitivamente la nostalgia de un “nanny state” irremediablemente quebrado e incapaz de sostener los resultados de ése “populismo productivo” cuyo resultado dramático podemos sintetizar en más de un tercio de la población sumida en la pobreza y la marginación. No pretendo denostar a Pellegrini -su aporte a la nación es invalorable- pero la “Nación de obreros” que era su sueño concluyó en una “Nación de pobres”.

La historia del desarrollo capitalista muestra una continuidad que ha muchos sorprende por su “velocidad” pero desde sus albores, la Industria como transformadora de la naturaleza para la obtención de las “cosas” necesarias para la vida y su reproducción superando la dicotomía entre Cazadores” y “Agricultores”, poniendo fin a etapas de pestes que diezmaban a las poblaciones no mostró, ni sus momentos más difíciles, signos de detenerse ante incluso transformaciones dramáticas como por ejemplo, el impacto que causó la escisión entre actividad financiera y actividad industrial.

Esta bueno, y lo comparto, dedicar un Día a la Industria de modo específico y reflexionar sobre su derrotero, pero entendemos que sería de suma importancia que los Industriales Argentinos dediquen este momento a la reflexión sobre como han de ser sus decisiones hacia el futuro en vista de lo que propone y surge dinámica industrial.

Finalmente, no quiero que se imaginen, piensen o concluyan que concibo a la Industria como existiendo en una “burbuja” ajena a un contexto institucional contradictorio, inestable, que genera más incertidumbre que certezas. Sobre el particular dos cuestiones finales:

·         La historia de la industria muestra cómo, ya señalamos, momentos plagados de tensiones, restricciones y contradicciones, pero no por ello se detuvo. ¿Hubo retrasos? Sí los hubo, pero no alteraron su curso, aunque debió afrontar mayores costos y algunos sucumbieron por razones propias o muchas veces como resultado de políticas públicas que, intentando “protegerlos” los sumieron en el atraso.

·         Aquí sí, una referencia específica a las PYME. Son éstas las mediadoras en la mayoría de las cadenas productivas industriales (por no decir productivas) y son éstas las que con ese rol deben contribuir a fortalecer las Instituciones mediadoras con el Estado y sus diversas expresiones. Cuando los industriales y en particular las PYME, se auto-marginan e individúan en el imaginario que sola podrán afrontar los desafíos que describimos, se auto infringe daños irreparables. El fortalecimiento institucional de la representación de las PYME, como verdaderas protagonistas del desarrollo industrial en este momento histórico es estratégico. El aislamiento, la omnipotencia o la autocompasión tienen un único destino: sucumbir al “tsunami” permanente que es el desarrollo industrial.

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer

Colegiales, 28 de agosto de 2018



[i] Quien esto escribe remonta su memoria al don Álvaro Alsogaray, el invierno y una devaluación que puso el dólar a $82,50, un dislate enorme para aquellos viejos tiempos donde hasta la actualidad no sólo han caído hojas, sino que también cero

[ii] Originalmente los factores de producción se sintetizaban en “tierra-trabajo-capital” asignándole a cada uno de ellos una “remuneración”. Se ha sofisticado el concepto, pero no su sentido. Hoy -por ejemplo- el factor tierra no sólo responde a los criterios clásicos y ricardianos de renta absoluta y diferencial, sino que en forma creciente este factor refiere su productividad a la incorporación de capital (maquinaria, metodologías, bio-tecnología, etc), De igual modo el “trabajo” (“labor”) ha ampliado y sofisticado su integración y su remuneración, incorporando a quién es el “organizador de la producción” (capitalista) como un “trabajador más” al que debe remunerarse. Finalmente, el “capital” refiere a que quién “anticipa” los medios de producción (concepto que se remonta a la Fisiocracia) requiere obtener su ganancia. Un aspecto ya puesto en evidencia por los cepalianos sesentistas en América Latina, fue la “clasificación” de los trabajadores en “calificados” y “no calificados”. Esta diferenciación es la base de una “brecha” dramática para el diseño de las políticas públicas en materia de empleo.

15 agosto 2018

AJUSTE FISCAL: LA URGENCIA NO DEBE REPETIR EL PASADO


AJUSTE FISCAL:
LA URGENCIA NO DEBE REPETIR EL PASADO

Tras 108 años de déficit fiscal -déficit que raramente fue orientado a gastos de inversión sino a satisfacer gastos corrientes- el Gobierno Nacional adopta un camino que entendemos difícil y complejo: eliminar ya el déficit estructural de las cuentas públicas.

Sin embargo, entendemos que el objetivo a cumplir no sólo debe darse por la simple vía de recortar gastos improductivos o que no han demostrado ni la eficiencia ni la eficacia para los que han sido asignados, sino que la política de reducción del déficit fiscal debe también observar los ingresos y la sustentabilidad de éstos.

Así, entre las últimas medidas que se adoptaron o están en proceso de diseño parecen ignorar que es la Producción y consecuentemente el Empleo que ésta genera las bases más sólidas para una sana, consistente y sustentable policía de ingresos públicos tan importante y estratégica como el recorte, a veces indiscriminado de una serie de partidas que mal se las denomina “gastos”, cuando son claramente aportes genuinos a la inversión y al desarrollo productivo.

Nos referimos específicamente a:

1.    La intención de suspender la exposición de los Estados Contables y Patrimoniales ajustados por inflación. Debemos recordar que dicha medida fue claramente dispuesta por la Ley 27.430 votada por el Congreso de la Nación hace apenas 8 meses y nos llama la atención que la metodología para desconocer un compromiso adquirido bajo el argumento de un cambio del Índice de ajuste, que como señalamos, fue aprobado por el Congreso de la Nación.

Esta intencionalidad es refrendada no sólo por la Nación, sino por las autonomías federales que ven que, si eso se activa, por los números tan altos de inflación que ha dado el INDEC, el costo fiscal para el año que viene, por el pago de menos impuestos por ese ajuste, será de $75.000 millones, que implica una reducción de la coparticipación a las provincias de $42.495 millones.  

De lado se deja la confianza y la búsqueda de certidumbre que requiere la inversión y como viene sucediendo desde el año 2002 se obliga a las PYME a continuar pagando un impuesto ficticio que impacta en principio en su función de liquidez, pero finalmente condiciona las decisiones de inversión.

Nos oponemos a esta decisión de política pública. La decisión  de bajar la presión fiscal a la Producción NO debe postergarse.

2.    Ya anunciada por el Ministerio de Hacienda la baja de de los reembolsos a las exportaciones en un 66% se contradice con la convocatoria a la la Industria a exportar, a salir al mundo.

Debe tenerse en cuenta, pese a a algunas declaraciones de funcionarios nacionales, que las supuestas compensaciones: ajuste del tipo de cambio y baja de Impuestos Provinciales resultan no ya de dudosa factibilidad, sino que rebelan desconocimiento de los impactos que producen y preferimos considerarlas respuestas de circunstancia que respuestas consistentes con la realidad de la producción.

Por un lado, no es cierto que la reducción del Impuesto a los Ingresos Brutos haya ocurrido, más aún, en algunos casos, las Provincias han aumentado las tasas de ése impuesto y en forma paralela y simultanea los Municipios han hecho lo mismo.

En relación a la otra “compensación” que permite bajar los reembolsos que es el ajuste operado en los últimos 90 días en el tipo de cambio, se ignora que las PYME poseen en promedio un 40%de sus insumos de origen importado que se ajustan por el tipo de cambio y simultáneamente la gran mayoría utiliza lo que se denominan “insumos difundidos” que pese a ser de origen nacional, pero producidos por estructuras monopólicas también ajustan por tipo de cambio.

Destacamos nuestra absoluta convicción respecto que debe sostenerse un Mercado Único y Libre de Cambios sujeto a la denominada “flotación plena” pero no es la competitividad cambiaria el argumento empresario estratégico para adoptar la decisión de exportar. Si lo son los reembolsos porque contribuyen a dotar de consistencia un “tipo de cambio real percibido” afectado también por el nivel de costos bancarios que no son ni siquiera considerados por la política pública.

3.    La eliminación del FonSoja, publicada hoy en el Boletín Oficial, y consensuada con los Gobernadores restablece un orden presupuestario y pone fin al clientelismo político ejercido por la anterior Administración a través de los Intendentes sin participación de los Gobernadores. La queja respecto a que con esos fondos la Intendencias desarrollaban “obras públicas menores” es un mero artilugio discursivo que ningún Intendente ha podido probar sumado a que esos fondos no exigían rendición alguna y detraían de la Coparticipación Federal de Impuestos. Un desmadre presupuestario que adquiere nuevamente el correspondiente orden institucional

Por lo expuesto, instamos al Gobierno Nacional a rever las decisiones relacionadas con lo que entendemos necesario -reiteramos- un ajuste en el gasto público pero que se tenga especial atención cuando se trata de “gastos” y cuando se trata de políticas públicas que habrán de generar desarrollo económico dándole al ajuste fiscal una mayor sustentabilidad.

Colegiales, 15 de agosto de 2018

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer