No soy un economista, al uso.
Es difícil ser aceptado con esa forma de pensar y fui por ello relegado, en algunos casos discriminado y en otros se prefirió marginarme hacia cuestiones "técnicas"
Pero soy feliz de ser un economista político.. No me hacen mella.
Pero ya en tiempos de retiro, confieso, a pesar de Borges, que he sido (y aun lo soy) feliz.
05 enero 2018
La «ola amarilla» en Argentina Reconfiguraciones tras el triunfo de Cambiemos
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