12 octubre 2011

ALLÁ VAMOS....


ACÍNDAR SE ADELANTA A LA CRISIS CON UN AJUSTE

La acería de Villa Constitución iniciará una reestructuración para reducir costos y elevar la rentabilidad. La empresa, subsidiaria del mayor jugador global en el mercado del acero, prometió no despedir empleados. Estudia suspensiones rotativas y reducir tercerizadas. El 90 % de la producción va al mercado interno.

Germán de los Santos | Diario Cruz del Sur – Rosario (Santa Fe)

Peter Sloterdijk, filósofo alemán, dice que occidente vive una crisis del porvenir porque las nuevas generaciones ya no creen que vivirán mejor que las anteriores. La idea del ex seguidor de la Escuela de Franckfurt no encuadra acá, en Argentina, en la provincia de Santa Fe, en Rosario. Después de la crisis de 2001 y el empujón que logró el país gracias a condiciones propias y ajenas se gestó una estela de porvenir, algo ausente desde la primavera democrática alfonsinista.

Cuando la palabra crisis se recarga como una amenaza provoca cierto pánico porque el pasado está aún fresco en la memoria. Y sólo el titilar de las imágenes viejas renderiza un futuro en el que la calle vuelve a transformarse en un territorio de disputa y pelea.

Es probable que Jefferson de Paula no haya pensado en esto cuando llegó a la Argentina hace un par de semanas. Este ingeniero brasileño no es muy conocido fuera de Arcelor Mittal, el grupo empresario más grande del mundo de la siderurgia que también controla a la pequeña Acindar, fundada por la familia Acevedo en plena Segunda Guerra Mundial.

Desde 2002 Acindar pasó a estar controlada por la gigante brasileña Belgo Mineira (controlada por la belga Arbet). En esas manos pasó a ser parte de un juego global donde acerías de todas las escalas quedaron concentradas en unos muy pocos grupos. Arbet, la francesa Usinor y la española Aceralia conformaron Arcelor en 2008, que poco después fue absorbida por la india Mittal y de esa manera se constituyó en el mayor jugador global del mundo del acero, con 30 plantas sólo en América, acerías en 66 países y una producción a nivel global de 144 millones de toneladas de acero, de las cuales Acindar aporta 1,4 millón, es decir el 1 por ciento.

De Paula, que en Villa Constitución ya es conocido, desembarcó ahora con una orden simple y estricta: la ex Acindar debe pasar de una rentabilidad del 12 al 20 por ciento. Y para alcanzar esta meta es necesario según la visión de la compañía hacer una reestructuración, que en criollo rasante no significa otra cosa que un ajuste.

Las directivas que bajó el brasileño tuvieron un efecto inmediato. La empresa anunció un plan de suspensiones rotativas en la planta de Villa Constitución. Al gremio le informaron que los trabajadores que se vayan a su casa a descansar cobrarán el 75 por ciento del sueldo en bruto. En esta primera etapa esta medida afectará a los contratados, que pertenecen a empresas tercerizadas y suman unos 1.300 empleados.

Juan Carlos Vaccaro, gerente de Asuntos Externos de la compañía, señaló a este medio que la empresa decidió, como lo hizo en 2008 en un momento previo a la crisis internacional, emprender una serie de reestructuraciones para ajustar la competitividad de la siderúrgica, que se vio afectada por una baja en el precio mundial del acero y un incremento en los costos laborales.

Acindar emprendió también según relataron a este diario fuentes de la comisión interna de la UOM un achique con las empresas tercerizadas. El objetivo de los directivos de la planta ubicada en Villa Constitución es que de 40 firmas queden 10. Estas empresas cuya gran mayoría realiza tareas de lo que se podría englobar como mantenimiento”– emplean a unos 1.200 trabajadores, casi la misma cantidad de los operarios del plantel permanente que tiene la siderúrgica.  Lo que advierten los delegados gremiales es que un achique de las tercerizadas acarreará una reducción de personal. Por eso, el gremio de la Unión Obrera Metalúrgica le propuso a la empresa que la promesa de que no va a haber despidos quede estampada con una firma en un papel. Con la mediación del Ministerio de Trabajo, las partes firmaron lo que denominan un acuerdo de paz, por el cual la siderúrgica se compromete a no tocar a un solo trabajador en su plan de ajuste. La cartera que dirige Carlos Rodríguez impulsó un acuerdo parecido entre las partes en diciembre de 2008.

Desde un sector del sindicato plantean que los empleados tercerizados puedan jubilarse con los beneficios que posee un trabajador de planta, que lo puede hacer a los 50 años con 25 años de aporte, amparado en lo que son las funciones penosas turnos rotativos, jornadas nocturas, y trabajo a la intemperie, entre otras cosas.

Por fuera de los empleados que están bajo convenio, en la ex Acindar cortaron varias cabezas y pesadas. Unos 100 gerentes y empleados jerárquicos fueron despedidos en agosto pasado. Desde la firma plantearon que se trató de acuerdos de desvinculación que incluyeron beneficios adicionales a una indemnización.

A la vanguardia en ajustes

Acindar que factura 4.234 millones de pesos y el 90% de su producción es para el mercado interno tiene el extraño privilegio de adelantarse a los ajustes que luego se generalizan en otras grandes empresas. En 2001, fue de las primeras en bajar sueldos y, en 2008, adelantó vacaciones por la crisis mundial y cerró la planta durante el verano, medidas que acompañó con la liquidación del stock que poseía, que equivalía a casi un mes de producción.

En 2008 Acindar fue una precursora en planes de ajustes previos a la crisis internacional, que en Santa Fe golpeó muy duro a los sectores industriales, con mayor intensidad al metalmecánico. Ahora volvió a hacer lo mismo. Sin embargo, aún no hay pronósticos definitivos de cómo impactará la crisis internacional en la región.

En Trabajo de la provincia señalan que desde el punto de vista de los datos objetivos que el Estado posee percibe la película con unos seis meses de retraso. La destrucción de empleos en la crisis anterior recién se vio reflejada en las estadísticas del primer trimestre de 2009. Ese año se hicieron añicos en la provincia 20.471 puestos de trabajo. Pero en ese momento había otro detonante que no está presente, como son los conflictos gremiales y los pedidos de subsidios Repro, una herramienta que se usó desde el Estado para paliar la crisis y evitar que se multiplicaran los despidos.

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