10 octubre 2009

JUNTOS PARA SIEMPRE

"Una vez más", señala Maximiliano Montenegro al finalizar su columna económica en Crítica Digital, los argentinos habremos de enfrentar las consecuencias de un tipo de ajuste económico que con adecuada precisión la teoría económica ha denominado "ajuste monetario de la balanza de pagos".

¿Cuál es sino la razón por la que se busca retornar a los Organismos Multilaterales de Crédito en busca de financiamiento? ¿Cómo habrán de sortear la modificación de la denominada "ley tapón" para cumplir con las señales de repago a los holdout? ¿Basta con una sonrisa ministerial seductora y casi posmoderna para convencer al Club de París?

Para algunos sólo se trata de emitir señales alentadoras que cambien el "clima" económico imperante. Como siempre, los especuladores aprovechan la coyuntura y montados sobre esa corriente el Gobierno pretende anunciar el inicio de una nueva y reparadora etapa en materia de distribución del ingreso.

Quienes continua pregonando bonanzas por venir olvidan que el capitalismo tiene algunas "leyes de hierro", una de ellas indica que cuando la rentabilidad se logra en el terreno de la especulación financiera el sector productivo; es decir, nada más ni nada menos, que el sector que debe generar y regenerar de modo sistemático y sustentable la acumulación de capital y la producción de bienes y servicios; está sometido a una crisis que sólo finalizara cuando se reponga la "normalidad capitalista", es decir que la acumulación de capital y la producción generen rentabilidades que superen a las obtenidas en la esfera de la especulación.

Por eso, no abonamos a los discursos optimistas. Vemos como día a día; pese a que algunos declaran "vivir otra realidad" y aseguran que sus "ventas, su producción y sus expectativas son distintas y ampliamente positivas que la de los "jinetes del apocalipsis" que auguran futuros tormentosos; se destruyen empleos, se profundiza la concentración de capital y las pyme son sometidas a presiones insoportables que habrán obligar a muchas a desarrollar estrategias de supervivencia que siempre contienen un alto grado de marginalidad y otras enfrentaran el difícil camino del cierre silencioso.

¿Porqué razón los mensajes optimistas no logran convencernos? Porque no existe indicador alguno que de sustento a esas afirmaciones más allá de describir verazmente una situación puntual, una suerte de oasis.

Lo cierto es que, en nuestra visión Argentina se encamina a una muy difícil situación de balanza de pagos. Esta avisó el mes pasado con una caída de exportaciones mayor a la de las importaciones pese a las medidas instrumentadas para contener las importaciones.

Pero mientras se intenta evitar el giro de divisas comerciales,- los esfuerzos resultan irrisorios frente a la descomunal fuga de capitales (mejor dicho de divisas) que azota a la Argentina, más allá de que en los últimos meses la aparente inversión del ciclo no es más que el resultado de la aparición en escena, nuevamente, de "fondos golondrina" que se aplican a la especulación con bonos públicos- se buscan fondos vengan de donde vengan para lo cual se debe acordar primero con el FMI.

Pero, como bien señala la historia, esos fondos, nunca son "frescos", son meros numerales y requieren una arquitectura que solo demanda instrumentos monetarios para mantener equilibrado el Balance de Pagos. La problemática productiva, el empleo, el consumo interno y las políticas de inclusión social deben someterse a éste rígido esquema.

La vuelta a la internalización, con sordina o sin ella, de las políticas de ajuste de los organismos Multilaterales de Crédito no es sólo una vez más, como señala Maximiliano Montenegro en su artículo.

Ésta nueva vuelta indica que, mientras la Argentina carezca de calidad institucional, mientras las "batallas" a librar por los dirigentes huelan a venganzas personales, mientras la democracia sea sometida una y otra vez a pruebas que ni el propio Hércules podría superar, tendremos que convencernos que, como nos canta empalagosamente Alejandro Lerner, respecto del FMI no es "una vez más" sino "Juntos para siempre".

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