25 julio 2009

BROTES VERDES O RASTROJO ¿CUÁL ES EL DESTINO DE LAS PYME?

La posible quiebra de la banca CIT (EEUU), que es prestamista de 950.000 pequeñas y medianas empresas, llegan justo cuando las PYME de EEUU impulsan su ritmo de fabricación para la temporada navideña y los negocios necesitan financiación para ampliar sus inventarios. CIT es uno de los principales proveedores de financiación para comercios y fabricantes bajo el sistema de “factoring” que implican unos u$s 40.000 millones y su caída implicaría un serio revés para uno de los objetivos prioritarios de la Administración Obama: mantener el nivel de empleo.

Las consecuencias de los procesos de concentración y centralización que la crisis de sobre acumulación tiene como característica estructural se ven reflejadas en las quejas y reclamos que exhiben las PYME de EEUU pero también en la Argentina.

Así lo reflejaba el pasado 21 de julio Edward McAllister y Donna Smith de la agencia Reuters en el diario Ámbito Financiero: “Las pequeñas empresas estadounidenses – que representa el 99,7 por ciento del empleo de los EEUU- dicen sentirse marginadas por el Gobierno de Obama y sus medidas para apuntalar la economía, ya que las grandes compañías están acaparando toda la atención y el dinero destinado a estímulos.” Y agregan, “…la falta de interés mostró que las grandes empresas pueden recibir dinero de ayuda mientras que los intereses de las de menor tamaño no son tan apremiantes” para la política pública de EEUU.

La Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa (SBA por sus siglas en inglés) obtuvo U$s 730 millones para financiar a la pequeña empresa, casi el doble de su presupuesto habitual, sin embargo, James Tracy, presidente de America's Best Companies en Illinois, grupo que representa a la pequeña empresa a lo largo del país señaló en una carta al Presidente Obama que el paquete no está bien estructurado y que fue eclipsado por los 180.000 millones de dólares que el Gobierno destinó para salvar a la aseguradora AIG.

“Si el criterio para decidir si una entidad financiera debe recibir una ayuda del gobierno es ser ‘demasiado grande para caer’, seguramente el CIT es demasiado importante para el comercio minorista como para de­jarlo que quiebre”, sostuvo Tracy Mullin, presidente de la NRF, la poderosa Federación de Minoristas de EE.UU.

En tiempos de crisis como los actuales la expresión “too big to fail” (demasiado grande para caer) parece describir adecuadamente la situación y ya no sólo para describir la política respecto del sistema financiero (en los hechos CIT cae bajo esa regla: no es tan grande como el CITI, Lehman Brothers u otros gigantes financie­ros rescatados) sino que parece que podríamos decir se ha trasladado, en línea con la propia dinámica de la crisis, al sistema productivo: las PYME de EEUU no son lo suficientemente grandes como la General Motors.

Las “grandes empresas” en tanto aparecen como los sectores más dinámicos de la acumulación de capital demandan a los políticos que el Estado atienda primero sus propias necesidades y eviten una supuesta “dispersión de esfuerzos” que no aportan a la resolución de ésta contienda donde esta en juego el poder económico y el destino de millones de empleos. Agitando estos fantasmas parecen lograr sus objetivos y pocos son los que escuchan los reclamos de las PYME tanto sea en EEUU o en la Argentina.

La “teoría del derrame” pese a la mala fama “noventista” parece no haber abandonado las mentalidades y está presente en las concepciones que definen la política económica acá y allá. Se presupone que “salvando a los grandes” éstas habrán de “derramar” los beneficios obtenidos en su ca­dena de valor conformada por miles de PYME que involucran tanto millones de empleos como sus ramificaciones en los sectores comerciales y de servicios. Los antecedentes hasta acá muestran la falsedad de ésos argumentos.

Para poder dar el siguiente paso y situarse en la “post crisis” las PYME debe, al igual que las grandes mejorar su productividad y compe­titividad, que no será producto de ningún derrame ni devaluaciones, sino el resultado de la mejoras sustantivas en la calidad institucional, y consecuentemente en la inversión en innovación y modernización de los procesos y de gestión productiva.

Para las PYME, argentinas este proceso debe ser acompañado de políticas públicas directas, sin intermediarios y deliberadamente orientada a fortalecer su capacidad competitiva. .

La dinámica institucional dirá si se producen o no señales que indiquen si la PYME será parte de los “brotes verdes” que anuncien la “post crisis” o mero rastrojo.

Quilmes, 25 de julio de 2009

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.