02 marzo 2008

DE MAL EN PEOR: ¿Ante un nuevo default?

El 42% de la deuda argentina –casi u$s 60.000 millones– son bonos en pesos que se actualizan por la marcha del Índice de Precios al Consumidor desarrollado por el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos).


 

Cuando éste factor de actualización se manipula, más allá de los "resultados" que se pretenden alcanzar (ahorros en el pago de a los acreedores tenedores de bonos con clausula de ajuste por CER), nos encontramos ante una "picardía" que roza o huele la estafa.


 

Pero algunas personas tienen una cualidad, que, en ciertas ocasiones resultan nefastas: se enamoran de sus "picardías" y pretenden convertirla en ley, proyectarla como norma al conjunto de la sociedad como modo de validar y legitimar sus tropelías.


 

Por su gravedad, el caso del INDEC es emblemático.


 

La manipulación de las estadísticas nacionales por parte del Gobierno Nacional, la destrucción de su capacidad de gestión técnica, la dilapidación de su prestigio nacional e internacional, la persecución a sus técnicos y profesionales, la instalación de un ambiente de delación y persecución, sólo tuvo como objetivo esconder "bajo la alfombra" algunas cuestiones de las que la "inflación" es síntoma y de ninguna manera causa.


 

Cuando esta confusión se traslada al campo de las políticas públicas, sean monetarias, productivas y sociales, los errores de diseño terminan agravando la situación. Los argentinos tenemos ejemplos dolorosos y aún cercanos de tales errores.


 

Pero lo cierto es que, "enamorados" de sus "soluciones", se pretende dar un paso adelante. Se cree que el conjunto de los tenedores de bonos argentinos, son unos especuladores a los que se los puede castigar con total impunidad, violentando como ya se hizo los compromisos y responsabilidades emergentes de las emisiones de títulos, que no son otra cosa que clausulas contractuales.


 

La impunidad que se imagina se funda en dos hechos.


 

El primero de ellos es que bajo, la creencia de que, si se hizo una vez y la comunidad internacional nada digo, se puede repetir. No obstante hay dos situaciones que aún son explosivas: la existencia de los acreedores que no aceptaron la refinanciación ("hold out") y el Club de París.


 

Nuestra desvergüenza hace que ya hayamos desarrollado cierta dosis de "inmunidad" a los ataques de esos acreedores hold out no obstante sus avances judiciales. La cuestión del Club de París involucra a los Estados y algunos han comenzado a perder la paciencia. La cuestión no es el monto de la deuda sino el antecedente que no están dispuestos a convalidar y que incluye la imposición de una metodología de negociación que la Argentina no acepta a aceptar pese a haberla convalidado al momento de generarse la obligación. El tema es político pero afecta las posibilidades de obtener adecuado financiamiento en las operaciones de comercio exterior o inversiones en máquinas y equipos.


 

La segunda es aún más peligrosa; como los bonos emitidos para la refinanciación de la deuda ya no son emitidos en plazas donde rige el derecho internacional sino que son emitidos bajo la "ley argentina" lo que significa que en caso de controversia, los tenedores deberán litigar en nuestros tribunales.


 

Bajo el convencimiento de que esos tribunales pueden ser disciplinados desde la política, se descuenta la impunidad. Los hechos los avalan; existe una denuncia penal presentada por la manipulación del IPC hace 7 meses que "duerme "en Tribunales sin respuesta. ¿Qué juez se animaría con un Consejo de la Magistratura controlado por el "oficialismo" que en menos de lo que canta un gallo le hará juicio político?


 

El paso adelante que mencionamos consiste en poner en circulación un engendro estadístico que no resiste ningún análisis y que, quienes lo promueven, pretenden que todos salgamos cual "muñequitos de luneta" a mover la cabeza asintiendo acríticamente.


 

La tropelía tendrá consecuencias graves y mayores. Sabemos que para muchos será un escándalo pero, de concretarse, la Argentina volverá a generar un nuevo "default", una suerte de "autogolpe" que habrá de pulverizar nuestras posibilidades de reinserción en la comunidad internacional.


 

Mostraremos al mundo nuestra peor faceta: primero nos expusimos como una sociedad que no es capaz de cumplir normas que hacen a la convivencia internacional, ahora mostraremos que incluso violamos las que nosotros mismos construimos, y que, como salvaguardia, disponemos de un sistema de justicia que convalidara nuestros dislates.


 

Así, afectaremos también a quienes tienen sus fondos previsionales depositados en las AFJP (el 50% de los ahorros de los afiliados al Sistema Privado de la Seguridad Social están colocados en bonos argentinos) dado que los fondos de los que aportan al sistema estatal fueron prestados por el depositario (la Administración Nacional de la Seguridad Social) al Gobierno recibiendo un "bonos" que esta sujetos a éstos dislates.


 

Ésta malversación estadística será exhibida a las Empresas para sostener la imposibilidad de ajustar sus balances por inflación. Esto implica que sus amortizaciones (es decir la reserva de capital que refleja el consumo del capital fijo) se encuentra a valores nominales mientras que los valores de los equipos a reponer se ajustan de modo permanente.


 

Pero también, en tanto no pueden realizar el "ajuste por inflación" sobre sus resultados, terminan pagando una sobre tasa en el Impuesto a las Ganancias. Debe aclarase que todas las jurisdicciones públicas se benefician, sea, por ejemplo, en el ámbito municipal, porque la base de las tasas que recaudan para prestar los servicios que deberían prestan (?) no es el costo de la prestación sino el monto de las ventas.


 

Obviamente, conscientes de sus malas praxis, catalogan de absurdo –aunque parece una provocación - el planteo de la UIA de poner la pauta salarial conforme lo establecen las cifras oficiales.


 

El principal jefe sindical ha señalado que ellos deben negociar con los "índices del supermercado", de allí que la pauta oficial que aceptaron, al menos formalmente, resulte del 20%.


 

Es más que obvio que ese valor será superado por las concesiones a las que estarán obligadas las empresas frente a una realidad que habrá de superar, esperamos que no, los limites proyectados.


 

Mientras tanto a las Empresas se las amenaza con "auditorias" y persecuciones, basadas, paradojalmente, en una ley de la ultima dictadura militar, pero es más que evidente que aquellas que las Empresas "formadoras de precios" avanzaran trasladando los incrementos de costos y harán de las PYME sus primeras víctimas ante la mirada cómplice del Gobierno que salvo amenazas nada habrá de producir en beneficio de la solución.


 

Entonces, ¿cuál es la principal problemática PYME a ser incluida en su Agenda Institucional? ¿Cuál es la principal fuente de preocupación?


 

¿Podemos pensar en las necesidades financiación, cuando la comunidad financiera está al borde de volver a cerrarnos el paso? ¿Puede esperarse un debate amplio y constructivo sobre el desarrollo productivo, si salta a la vista la escasa vocación que se muestra por respetar los acuerdos y compromisos? ¿Si no hay debate estratégico sobre el rol de la industria, debemos dar por sentado que nuestro destino es "maíz-soja" y que debemos reorientarnos en ése sentido?.


 

Una encuesta del Observatorio PYME de la UIA dirá en los próximos días que las PYME están retrocediendo en materia de comercio exterior, ¿es sustentable un desarrollo industrial basado sólo en el mercado nacional?


 

Si en la apertura del año legislativo la Presidente evitó incluir la cuestión de la inflación en la agenda de prioridades temáticas del Gobierno, ¿podemos pensar que nada esta resuelto y que ésa indefinición nos esta poniendo a la puerta de una crisis política de consecuencias singulares?


 

Con aire de suficiencia, auguramos que esta vuelta no seremos contagiados por los errores ajenos en materia de "burbujas". Amparados por el nivel que han alcanzado los valores de la soja y el maíz (commodities al fin), no podemos ver que esos valores responden a una maniobra especulativa de quienes virtualmente huyen del riesgo de los derivados financieros. Es decir, estamos dentro de otra de una que inexorablemente explotara y nos negamos a aceptarlo.


 

Pero a la inflación se le suma la reaparición de problemas de empleo, especialmente en los más jóvenes, un sistema educativo que no provoca ni seduce a sus alumnos, con la reaparición de enfermedades y epidemias que conocimos hace 100 años y que se pensaban superadas, con la inseguridad poniendo a los argentinos permanente en riesgo, con funcionarios que tejen intrigas palaciegas dignas de Shakespeare en lugar de aportar soluciones, con Empresas que exhiben rentabilidades decrecientes y comienzan a mostrar fatiga y envejecimiento, y con importaciones que ya no completan la oferta nacional sino que la sustituyen, entre otras cuestiones y problemas; el futuro aparece ante nosotros como una suerte de montaña rusa, de "samba" sin control.


 

En un parque de diversiones para algunos puede ser divertido.


 

Para los argentinos, es la fuente de nuevos dolores, enfrentamientos y frustraciones.

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