06 marzo 2021

Consumo: Algunos rastros

 

Consumo:Algunos rastros

Tal como lo venimos haciendo acercamos el Informe de Tarjetas de Débito del mes de diciembre 2020, aunque el análisis de este tema nos lleva a, necesariamente, realizar otras consideraciones. 

En relación con el uso de las tarjetas de débito y tal como lo habíamos señalado en el informe de noviembre 2020 los resultados de diciembre no sorprenden en su crecimiento en ambos canales. Entendemos que esta “excepcionalidad” no se repetirá cuando analicemos enero de 2021. 

Es interesante, y hace a como se va delineando el sendero económico de la producción y el consumo, observar que dice el BCRA en los Informes Monetarios de éstos 2 primeros meses del año en cuanto como se comportó la relación entre el sector financiero y el sector real (producción y consumo). La cuestión es, más allá de los movimientos macro de la emisión monetaria ¿Qué pasa con los saldos en pesos en lo que da en llamarse el “sector privado”? 

Dice el BCRA en el Informe Monetario de enero 2021: 

“El aumento de las colocaciones a plazo estuvo compuesto tanto por las colocaciones mayoristas como por las de menos de $1 millón. Estas últimas volvieron a mostrar una tendencia creciente, luego de tres meses de mantenerse estables. También presentaron un mayor dinamismo los depósitos denominados en UVA, que en enero acumularon un aumento cercano a $11.100 millones. 

En términos nominales y sin estacionalidad, los préstamos en pesos al sector privado habrían registrado en enero un incremento mensual de 3,7%. En términos reales, el saldo de los préstamos al sector privado estaría mostrando un crecimiento interanual de 8,4%. 

La expansión mensual de los préstamos en pesos se explicó principalmente por la evolución de las líneas comerciales y de las financiaciones con tarjetas de crédito. Con respecto a estas últimas, el BCRA dispuso mantener la tasa máxima de 43% n.a. para el financiamiento de saldos impagos de tarjetas de crédito hasta $200.000 por cada tarjeta emitida. 

El crédito comercial se canalizó mayormente mediante la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva (LFIP) a las MiPyMEs. A fines de enero, se llevan otorgados préstamos por, aproximadamente, un total de $240.550 millones, un 44% más respecto al término de diciembre. En cuanto al destino de estos fondos, alrededor del 83% del total desembolsado corresponde a la financiación de capital de trabajo y el resto a la línea que financia proyectos de inversión. 

Cuestiones que subrayamos: 

1.  Superado el mes de diciembre y su alta demanda de efectivo para canalizar pagos estacionales (aguinaldo, vacaciones, etc.) el exceso de saldos monetarios (que en no está en poder de las PYME) fue dirigido a colocaciones financieras con diversos tipos de actualización (dólar linked, CER, UVA) lo que nos esta indicando que se busca colocaciones financieras con cobertura defensiva frente a lo que se entiende como una economía inestable y con altas procacidades de cambios bruscos en las variables 

2.    La expansión del crédito al sector privado estuvo, dado el mes (enero 2021) orientada a proveer de liquidez a las empresas y a sostener la alta demanda estacional del consumo (consumo de los eventos tradicionales de fin de año) mediante el uso de tarjetas de crédito. 

3.    Señala el Informe que el 83% de los créditos otorgados por la Línea de Financiamiento a la Inversión Productiva (LFIP), lejos de destinarse a la inversión se dirigió a financiar el capital de trabajo en lo que llamamos un “efecto circular”. La demanda de crédito para capital de trabajo, más allá de la tasa subsidiada, se dirigió a poder pagar las obligaciones salariales de fin de año dada la cancelación del Programa ATP y su reemplazo por el REPROII que resulta complejo e insuficiente para atender esas obligaciones. 

Pero no es menor destacar que, en el marco de un sistema productivo que debe enfrentar nuevos desafíos en el proceso que dio en llamarse “nueva normalidad” en el cual el impacto de la cuarentena pero también desde antes de esta el sistema productivo argentino debía encausarse hacia nuevos horizontes en materia de productividad y competitividad, sólo el 17% de ésa financiación fue orientada a nuevas inversiones (lamentablemente carecemos de información sobre el destino cualitativo de ellas) que suponemos han sido destinadas a ampliación de oferta o alguna mejora marginal de productividad. 

Recordamos que la LFIP tenía definido como destino 

  • ·      Financiación de proyectos de inversión destinados a la adquisición de bienes de capital y/o a la construcción de instalaciones necesarias para la producción de bienes y/o servicios y la comercialización de bienes y/o servicios. No podrán encuadrarse como aplicación elegible las financiaciones que se acuerden conforme a otros regímenes especiales de crédito en la medida en que los fondos para dichas asistencias sean provistos a la entidad con ese fin específico o revistan el carácter de responsabilidades eventuales.
  • ·   Capital de trabajo y descuento de cheques de pago diferido y de otros documentos. Podrá destinarse a la financiación de capital de trabajo y al descuento de cheques de pago diferido y Facturas de Crédito Electrónicas MiPyME, …. Los valores a descontar deberán provenir del cobro de operaciones de venta y/o de prestación de servicios correspondientes a la actividad de la MiPyME descontante. Esta condición podrá verificarse mediante la declaración jurada que formule el cliente y/o por otro medio que la entidad estime suficiente. 

Debemos recordar que las normas del BCRA establecían que “Al menos el 30 % del cupo deberá destinarse a lo previsto en el punto 4.1 (inversión productiva)”. Sin embargo, el 83% de los fondos desembolsados por esta LFIP que ascienden a $240.550 millones fueron asignados a capital de trabajo lo que pone en evidencia un rasgo que esta mostrando la “cadena de pagos”: su elongación (se pasó de plazo promedio de alrededor de 30 días a algo más de 60 días). 

Conclusión de esta observación, ¿las empresas industriales están vendiendo?, la respuesta es parece que sí, pero, la solvencia de sus clientes comienza a tener sombras y deberemos estar atentos a que sucede con el movimiento de cheques que aún se mantiene estable pero que la cantidad de cheques emitidos ha disminuido en enero 2021 un 22% respecto del mismo mes del año anterior (pre-cuarentena). 

Las razones por invocar de esta menor emisión de cheques son diversas, pero algunas son para atender, por ejemplo: ¿hay menos empresas en circulación? O ¿se ha incrementado la informalidad de allí la no bancarización de las operaciones? Entre otras. 

¿Qué dice el BCRA en febrero 2021? 

“Los préstamos en pesos al sector privado, en términos nominales y ajustado por estacionalidad, exhibieron en febrero un crecimiento mensual de 2,6%, que sería equivalente a una contracción de 1% en términos reales.

 

Las líneas con destino comercial registraron una expansión mensual de 0,5% real sin estacionalidad (4,1% a precios corrientes) acumulando en los últimos doce meses un aumento de 37,3%. Al interior de este tipo de financiaciones, el total de documentos exhibió una suba promedio mensual de 4,9% s.e, lo que sería equivalente a una expansión de 1,2% en términos reales. Por su parte, los adelantos en cuenta corriente moderaron su ritmo de crecimiento, registrando un aumento promedio mensual de 2,5% (-1% a precios constantes).

 

Desde su implementación, la Línea de Financiamiento para la Inversión Productiva (LFIP) viene siendo el vehículo utilizado para canalizar el crédito comercial a las MiPyMEs. A fines de febrero, se llevan otorgados préstamos por, aproximadamente, un total de $311.393 millones, un 29% más respecto al término de enero. En cuanto al destino de estos fondos, alrededor del 84% del total desembolsado corresponde a la financiación de capital de trabajo y el resto a la línea que financia proyectos de inversión. 

Destacamos la continuidad del financiamiento al capital de trabajo y no a la inversión productiva en razón que nuestra visión de la economía es que el desarrollo económico requiere de modo prioritario y como condición necesaria (pero no suficiente) del financiamiento a la inversión productiva. 

Cuando el financiamiento se dirige al capital de trabajo de modo tan protagónico lo que observamos que se reproduce el mismo esquema productivo, aunque -dada la existencia de cierta capacidad ociosa- se expandan los volúmenes producidos. Es a nuestro modo de ver “mas de lo mismo” y de ningún modo ese modo de reproducción concurre al proceso de acumulación de capital que requiere el desarrollo en todas sus formas. 

Pero el Informe Monetario del BCRA de febrero 2021 nos advierte sobre una situación que pone límites al consumo, fuente de los documentos que la LFIP descuenta. 

Dice el BCRA: 

En este sentido, los medios de pagos mantuvieron, en los primeros meses del año, la tendencia decreciente observada desde el segundo semestre de 2020. Puntualmente en febrero, el circulante en poder del público registró una caída de 2,3% ajustado por estacionalidad y a precios constantes, mientras que los depósitos a la vista disminuyeron 0,9% s.e. en términos reales. En consecuencia, el M2 privado completó siete meses ininterrumpidas de variaciones negativas a precios constantes 

Y señala, en refuerzo de la tendencia que ya habíamos señalado en enero 2021: 

Por su parte, los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado exhibieron, por segundo mes consecutivo, una tasa de variación mensual positiva en términos reales. De hecho, el crecimiento de febrero fue de 2,2%, y de este modo, acumularon un aumento de 21,3% en los últimos doce meses (ver Gráfico 2.3). Contemplando la evolución del saldo de las colocaciones a plazo a precios constantes, se verifica que el mismo se encuentra en niveles históricamente elevados. 

Lo que puede concluirse es que la solvencia de los agentes económicos que operan de modo formal y que disponen de excedentes de pesos está siendo derivada a colocaciones financieras (dólar linked o CER) en busca de cobertura ante, repetimos, “que se busca colocaciones financieras con cobertura defensiva frente a lo que se entiende como una economía inestable y con altas procacidades de cambios bruscos en las variables” mientras que la masa monetaria orientada a la disponibilidad para consumo también está siendo impactada negativamente. 

Debe tenerse presente que a partir de abril ya no habrá refinanciaciones forzadas por parte de los Bancos de los saldos impagos de las tarjetas de crédito y que simultáneamente se deberán comenzar a cancelar el plazo de 90 días del Ahora 12 por las compras hechas en enero 2021 bajo esa modalidad. 

Como ya lo señalé anteriormente la asimetría en la variación precios/salarios y los incrementos de las tarifas de servicios públicos (las audiencias están ya citadas) y privados (incrementos moderados que preanuncian ajustes mayores) más los incrementos impositivos de IIBB y tasas en las provincias habrá de impactar, para nuestra visión de modo negativo e importante en la variable que nosotros seguimos mes a mes que es el Ingreso Disponible. 

Es cierto que dado que estamos transitando un año electoral la política pública -pese a las necesidades perentorias en materia de obligaciones financieras con el exterior- promoverá el consumo para tratar de instalar una “sensación” de bienestar y satisfacción entre los votantes. 

Las posibilidades son en extremo limitadas y todas conllevan a mayores niveles de inflación y deterioro, consecuente, de la solvencia y del ingreso disponible de los consumidores-votantes. 

En consecuencia, nuestra recomendación es una invitación a reflexionar sobre la situación poselectoral, aunque el momento actual muestre una ficticia zona de confort que será la antesala de situaciones de sabor más amargo.  

Lic. Carlos G Schwartzer 

Colegiales, 6 de marzo de 2021

 

 

 

 

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