27 febrero 2021

¿Qué encontraremos detrás de la espesa neblina que nos cubre?[i]

 

¿Qué encontraremos detrás de la espesa neblina que nos cubre?[i]

Detrás de más de 100 entrevistas con empresarios PYME durante el periodo de ASPO y posteriormente (DISPO), en el periodo desde fines de junio hasta hoy en que los protocolos para el reinicio de la producción afectaron no sólo volumen y productividad, sino que pusieron en cuestión aspectos neurálgicos del proceso productivo, he llegado a una conclusión provisional, pero conclusión al fin. 

Se exhibe una incomprensión que resulta un verdadero desafío de comprensión como consultor. No surge de modo claro y directo, pero es audible, visible en su lenguaje corporal, en sus modos de hablar, en sus lenguajes. Ya señalé que no es incertidumbre (ver https://schwartzereconomia.blogspot.com/2020/12/la-incertidumbreuna-excusa-inaceptable.html) 

No, los entrevistados perciben que detrás de la niebla (uso esa figura para calificar a la pandemia, pero no a la cuarentena) no logran descifrar si hay una roca cuyos rasgos no pueden aún describir pero que resulta un peligro que, de chocarla, tendrá efectos desbastadores, o si despegada la niebla se abrirá, como dice el poeta "el cielo azul, la luna clara". 

Tal vez las sensaciones que les surgen me remiten a lo que habrá sentido Odiseo ante la Isla de las Sirenas momento en que debió tomar una decisión estratégica (han bastardeado tanto en los últimos días este concepto que cuesta usarlo y que no se confunda con lo que realmente debieron decir: picardía del libro del Viejo Vizcacha) y fundamental para alcanzar su objetivo: reencontrarse con su amada isla de Ítaca y Penélope. 

Lo cierto es que, ya se detectan los impactos tanto de la economía política de plataformas y la digitalización de muchos de sus procesos que ya se puede perfilar la demanda futura de éstas empresas y que luego de las entrevistas, podemos enunciar en algunas preguntas: ¿cómo transformo y alineo mi proceso de producción a éstas (no tan nuevas) formas de organización productiva donde el acceso a plataformas de procesos -sean productivos o de gestión- requieren la incorporación de una fuerte digitalización de mi empresa. 

Esas inquietudes, dadas las urgencias que enfrentan, aún no le hemos dado respuesta de modo, diríamos intencional (son, en última instancia potenciales clientes que no queremos que huyan despavoridos, ya llegará el momento. Después de todo esa es la tarea del consultor). 

Pero la cuestión viene por el lado del imaginario de la política pública que desde hace ya un largo tiempo viene soñando con lo que llama el desarrollo del mal llamado “sector de servicios del conocimiento” y su capacidad de generar exportaciones que agreguen mejoras sustantivas al balance comercial y por ende, mejoren el perfil de la cuenta corriente del Estado. 

Dijo “mal llamado” porque lo que se denomina “economía del conocimiento” y todo el debate normativo para incorporar ése sector a la dinámica de la economía nacional no es “sector servicios” (terciario, dirían los viejos libros de Introducción a la Economía” sino que es un sector absolutamente industrial, que responde a procesos de creación valor de valor cuya organización -aunque los lay out sean aún heterodoxos- es claramente industrial. 

¿Por qué decimos esto? Porque se utiliza como insumo: ya sea como materia prima o como partes y piezas el conocimiento de personas (que más allá de su ornamentación) son trabajadores que transforman esos insumos en productos dirigidos al mercado, commoditizados, que disponen de nulo valor de uso para sus productores pero un altísimo valor de cambio que permite ilusionarse con su “no pertenencia” a la clase obrera a la que en muchos casos desdeñan e incluso, que haya usado ése concepto clasista, me atraerán todo tipo de críticas y comentarios negativos y descalificadores. 

La política pública sueña con desarrollar enclaves para transformar el conocimiento, la inteligencia que alberga en la “cabeza” de éstos nuevos trabajadores (obreros al fin) en productos transables a escala internacional. 

No sólo se desarrolla una Ley (que esperemos comprendan que debe ser perfeccionada) que otorga incentivos impositivos (pero no laborales) sino que vemos que las Universidades e incluso los gobiernos subnacionales y locales lo incentivan (pero no dejan de facturarles el IIBB), todo se dispone a nivel de política pública en pro de hacer efectiva la ilusión de tener su propio “Silicon Valley” local, sin siquiera tener una visión clara de sus impactos, consecuencias y modelos de desarrollo que se implantan. 

No soy para nada contrario a que se la política pública avance en este sentido, por el contrario, pienso que escribir estas líneas es incentivar al debate y de allí que recomiendo el libro de Sadin sobre la “Silicolonización del mundo” y su relación con el avance del “liberalismo digital” que, en mi opinión, no es más que un paso adelante y muy sofisticado del neoliberalismo como (y voy a usar una escandalosa expresión) “etapa superior del capitalismo”

 Lic. Carlos Guillermo Schwartzer

 Colegiales, 27 de febrero de 2021



[i] (Mi homenaje hoy, a quién armado de coraje y pese a lo prohibido enarboló, en las Barrancas del Paraná, la Bandera Nacional)

 


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