20 agosto 2008

El gran simulador

No se trata de la música de Los Plateros, ni tampoco del maravilloso Fred Mercury, tampoco tiene relación con el “pícaro” que anduvo por Pigüe contando historias imposibles de la National Geographic aunque el parecido convoca: se dedicó a esquilmar a los lugareños.

Mucho menos tiene la talla de Giorgio Perlasca
[1], y son menos inocentes que el “periodista” Nahuel Maciel y la dirección de El Cronista, allá por los ’90[2]; aunque en busca de un parecido, pensamos en el pez esponja[3].

Por más que lo intentemos, por más que apliquemos nuestros máximos esfuerzos y neuronas, no lo lograremos. Nos rendimos. Nos han vencido. Muchos dirán que somos flojos, que carecemos de compromiso y voluntad. Es posible.

¿Cómo superar la férrea e imperturbable decisión de éste “aparato político” que ha mostrado su vocación prepotente y continuar la búsqueda de más simulaciones en la historia si, ésta, la del INDEC y sus estadísticas, está ya lista y dispuesta para ingresar con gloria en los registros del GUINESS y enviar a los argentinos al territorio de la vergüenza?

Como suele suceder, las estrategias de simulación, entre humanos no tiene el mismo efecto que entre los peces. Tterminan mostrando el lado más cruel de la verdad: el fracaso.

La tramoya consistía en burlar a los acreedores mediante la falsificación del “índice de actualización” de los bonos que se entregaron en la renegociación de la deuda externa. La seriedad y prestigio del INDEC, aceptado por los acreedores para establecer ese quantum fue destruido para desarrollar una estrategia de engaño. No importaron los medios, los peores métodos al servicio de la mentira.

Sin embargo, y pese a estas argucias, la deuda externa argentina creció desde US$ 144.728.640 al 31 de diciembre pasado, hasta los US$ 149.847.396 al 30 de junio último, es decir, u$s 5.118,73 millones de los cuales, unos US$ 2800 millones, y está relacionada con la mayor erogación que genera la cláusula de indexación en su versión “simulada”. Debe tenerse en cuenta que en ese monto no se suman las acreencia con el denominado Club de París y se ha dejado de contabilizar la deuda con los denominados “hold out” (acreedores que no aceptaron el canje propuesto por la Argentina pero que tarde o temprano habrá que pagar)

¿Qué hubiese pasado si se aplicaban los índices verdaderos a la deuda “indexada” que asciende a más de u$s 61.200 millones?

La situación se hubiese desnudado mucho antes. Las falencias y limitaciones de un modo de concebir la política que ahora, se muestra en toda su extensión habrían salido a la luz, y probablemente nos hubiesen ahorrado, como lo alertaba Sáenz Peña en la crisis de 1890, volver a ser inscriptos en la “lista negra de los deudores de la Tierra”.

Para poder tener una referencia de cómo nos ven observemos el siguiente “detalle”: las multinacionales radicadas en la Argentina giraron, en concepto de los dividendos y utilidades, u$s1502 millones, un 28,3% más que en los primeros seis meses de 2007, según el balance cambiario del Banco Central (BCRA) sin reinvertir prácticamente nada.

El 83% de las Empresas que envían sus balances a la Bolsa de Comercio mejoraron su rentabilidad respecto del año anterior. Sin embargo, esa mejora de la rentabilidad no es, como señal todo lo bueno que debería ser porque la reinversión de utilidades viene descendiendo fuertemente (en particular, el año pasado esta variable se desplomó 40,3% respecto de 2006) las Empresas y eso, en última instancia, se refleja en el valor de la acción y en la denominada “capitalización bursátil”.

Simultáneamente, la importación de bienes industriales terminará, como en los ’90, arrasando a la Industria Nacional.

Para ponerlo en números, según Ecolatina el 63% de lo que importa el país compite con los bienes nacionales. El nivel de participación se incrementó 3 puntos porcentuales respecto de 2007.

Así, señala, “de los u$s28.300 M que se importaron en la Argentina durante el primer semestre, u$s17.838 correspondieron a bienes que, suplantaron mano de obra local. A su vez, esta cifra significó un crecimiento del 53% con respecto al mismo período de 2007.”
¿Cómo invertir, para que esto no suceda, si no existe financiamiento acorde a una política pro inversión, sino se desarrollan condiciones, en materia tributaria, que la promuevan?

Invertir significa “hundir” el capital por un tiempo prolongado hasta tanto ésta comienza a “madurar” generar la necesaria rentabilidad. ¿Cuál es el nivel de certeza, el horizonte de planificación que permite, razonablemente desarrollar ésta acción empresarial básica?

En la Argentina el Gobierno se constituyó en el GRAN SIMULADOR y con arrogancia y soberbia instaló la simulación como estrategia política y desarrolló, de modo deliberado, un conjunto de acciones que derrumbaron la credibilidad sobre sus acciones e intenciones.

Sin que medie autocrítica alguna, comienza a “buscar una salida”, llámese “funcionario con prestigio que, primero legitime lo actuado y luego desarrolle una cosmética tal que no deje mal parados a los predecesores”.

La ilusión gubernamental es “dar vuelta la página y acá no ha pasado nada”, lo que implica una nueva quita que los acreedores, y hasta los propios “amigos” ya han impugnado: los Credit Swap Default (CDA) a 5 años cuestan ya alrededor de 800 puntos básicos y a 10 años rondan los 1000 y Venezuela “nos presta” a tasas que superan el 15% en dólares, a lo que debe sumarse que las calificadoras de riesgo han puesto en evidencia las debilidades, más allá de los enojos y chicanas del idílico mundo oficial.

La pretensión de resolver la cuestión, decretando la impunidad para el pasado, más allá de convertirse en una paradoja para la política oficial es una ilusión y lisa y llanamente es declarar un nuevo “default”.

Un poeta y juglar a la vez, al que nuestra generación le rinde aún admiración, cantó alguna vez:

Del derecho y del revés
uno sólo es lo que es
y anda siempre con lo puesto.
Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio.
Y no es prudente ir camuflado
eternamente por ahí
ni por estar junto a ti
ni para ir a ningún lado.

Gracias Nano.

Quilmes, 20 de agosto de 2008

[1] Giorgio Perlasca (Como, 1910), "Cónsul" español en Budapest, entre Diciembre de 1944 y Enero de 1945 que logró rescatar a no menos de 5200 judíos de los campos de exterminio.
[2] Ver el documental de Eduardo Montes Bradley (2006) “No a los papelones”
[3] Utilizan el camuflaje para pasar desapercibidos ante la vista de los depredadores pero ninguno de ellos logra mimetizarse tan bien como el fantástico pez esponja. Lejos de ser un inocente pececito, el pez esponja es un carnívoro despiadado. Cualquier pez pequeño que lo confunda con una esponja y pasee delante de su boca será sorprendido por un rápido movimiento que lo enviará directamente al estómago del camuflado depredador antes de que caiga en la cuenta de lo que está pasando

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