12 diciembre 2007


SIN PRODUCCION NO HAY CONSUMO

12 de diciembre de 2007


Uno de los pilares de la recuperación de la economía nacional en la post-crisis[1] es la expansión del consumo. Esa expansión del consumo se constituyó en la columna ideológica que construyó y construye un sistema de poder.

Como propuesta de organización social, el consumo es cortoplacista, la mentada defensa de la industria y el trabajo nacional le es indiferente, no importa el origen, mientras satisfaga la necesidad, sea ésta básica, primaria o que sólo pretenda incrementar el hedonismo de los consumidores de más altos ingresos y se expanda a las tasas previstas.

La estrategia del consumo es una apelación al individualismo, en tanto la satisfacción es una instancia estrictamente individual y en consecuencia no instala ni contribuye en modo alguno a fortalecer y proyectar vínculos sociales consistentes y sustentables.

Como estrategia política, la apelación hedonista que se instala margina a las estrategias de acumulación, en tanto éstas proponen una planificación y direccionamiento de los recursos como así también exigen que el concepto de ahorro –sea público o privado – se encarne en la comunidad dando pié a una visión de futuro posible, sustentable y consistente.

Más aún, el consumo requiere de modo estratégico una fuerte y bien diferenciada segmentación social con el fin de alcanzar eficiencia con sus estrategias de mercado. La denominada “soberanía del consumidor” difundida por el Sr Samuelson es un absurdo y ha servido de argumento tanto a los acólitos de los dictadores, como Martinez de Hoz, como a funcionarios de gobiernos democráticos para trasladar la responsabilidad del fracaso de las políticas económicas hacia el consumidor, adjudicándole la irresponsabilidad de comprar en su barrio lo que necesita y puede en lugar de desarrollar un itinerario cuasi-turístico en busca del “precio más barato”.
[2]

Un ejemplo de cómo el modelo de poder que se desarrolla en la Argentina contribuye a tal lógica es el diseño permanente de “canastas temáticas” cuando se acercan momentos específicos (Pascuas, Navidad, comienzo de clases, etc.) con productos y precios orientados a los sectores pobres o menos favorecidos de la sociedad.

Podríamos decir que el mentado “derecho a la inclusión social” se verifica en el diseño de éstas canastas y no en la aplicación de la creatividad y la inteligencia para desarrollar políticas estructurales que superen otro rasgo de éste sistema de poder: la picardía.

El consumo, por sí mismo, no es un generador de empleo decente.

Basta observar que la mayor creación de empleo en el sector servicios está ligada a los empleos temporarios, sean a través de agencias o de contratos de pasantías o contratos a plazo y simultáneamente es el sector que menos dificultades presenta a la hora de contratar
[3] y es el sector donde la informalidad laboral muestra los índices más altos, compartiéndolos con el sector de la Hotelería y el Turismo y la Construcción.

Lo señalado no tiene por objeto producir antinomia alguna. La dinámica capitalista se expresa en una lógica que incluye al consumo como etapa fundamental
[4] y lo hace parte sustantiva indivisible de la acumulación de capital. No obstante, la producción posee prevalencia lógica en el despliegue de esa dinámica.

Las políticas económicas que no comprenden la prevalencia de la producción, ponen en evidencia su desinterés por un Desarrollo Nacional compatible con el bienestar de TODOS los ciudadanos. Son cortoplacistas, poco sustentables y carecen de consistencia. Basta sólo preguntarse cuál es el limite de endeudamiento de las familias que anima hoy esta explosión consumista en un contexto de tasas de interés en alza, presiones inflacionarias y seguro rezago de los salarios.

Simultáneamente los costos financieros que se pagan para financiar ésta carrera son de tal magnitud que resultan escandalosos, tanto por su significado en términos de transferencia de ingresos hacia el sector financiero como por el deforme desarrollo de la estructura que desarrolla el sector que lejos de sumarse al financiamiento de la producción prefieren el corto plazo, las tasas usurarias y la transferencia de riesgo, vía la organización de fideicomisos financieros, a lo que se le suman las ventajas en materia impositiva de tales emisiones.

La dinámica del desarrollo esta fundada, pese a las transformaciones en materia de organización de la producción, en el sector industrial y aún hoy, pese al auge de los servicios –desarrollo que sigue siendo dual-, el grado de desarrollo de una sociedad se sigue ponderando por la complejidad y extensión y profundidad de su industria.

La manifestación de esa comprensión no es discursiva. Es activa.

Se expresa en el diseño de estrategias de desarrollo industrial de carácter sectorial y territorial, que incluyan de modo prioritario a la Pequeña y Mediana Empresa tanto de alcance general, generadoras de los pre requisitos y fundamentos, como en políticas orientadas a fortalecer y desarrollar aspectos o problemáticas específicas de tal o cual sector.

La importancia del “foco PYME” de la política pública esta relacionado no sólo con la obvia importancia económica y productiva sino con el rol estratégico que desempeñan en la sustentabilidad de la democracia al actuar como contra fuerza a las pulsiones de concentración y centralización del capital que caracterizan al desarrollo capitalista.

La Presidente de los Argentino ha anunciado tiempos de cambio pero también ha señalado que “no será gendarme de la rentabilidad empresaria”. Eso es una buena noticia.

La rentabilidad de las empresas no requiere custodios. Requiere imaginación, inteligencia, creatividad y mucho, mucho trabajo. Estamos convencidos que ese será su aporte.
[1] Si es que podamos dar por resuelta la quiebra del Estado Nacional y de la sociedad hacia fines del 2001, pese a que aún quedan acreedores por varios miles de millones de dólares sin respuesta y secuelas en la economía doméstica que, aunque como dice Llinás en su cuento: “De eso no se habla”
[2] Basta recordar la campaña de la dictadura (1976-1983) que nos ponía el sello de “responsables”, las invitaciones de Lita de Lazari, aplaudidas por Menem y Cavallo, a caminar y la campaña de gobierno del presidente Kirchner para ver el común denominador ideológico, aunque algunos se enojen y elaboren estrambóticas teorías de la diferenciación
[3] “También surge del relevamiento, que el 61,0% de los pedidos de personal no cubiertos respondió a requerimientos de sectores dedicados a producción y mantenimiento, el 30,0% para gerencia, administración y sistemas y el 8,9% restante a pedidos del sector ventas y comercialización” (Demanda Laboral Insatisfecha en la Argentina – INDEC- 5/12/2007)
[4] “Producción, distribución, cambio y consumo y nuevamente, producción” así describen la dinámica capitalista los textos fundadores de la teoría económica

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