13 mayo 2019

“CONSUMO ERGO SUM”


“CONSUMO ERGO SUM”

En forma que consideramos importante, Guillermo Oliveto hace hoy (13/5/2019) una interesante “Radiografía del Neoconsumidor Argentino”[i]. Señala allí:

Buena parte de la explicación hay que rastrearla en la pérdida de poder adquisitivo: los asalariados perdieron un 12% y las familias en general, un 16% en 2018. Si como señaló Zygmunt Bauman en su libro Vida de consumo, en el mundo "hemos pasado de una sociedad de productores a una sociedad de consumidores, donde el pienso, luego existo de Descartes se ha transformado en compro, luego existo", no podemos eludir la incidencia de las restricciones de la economía cotidiana en el origen del evidente malestar.

Sin embargo, si bien es cierto que la dinámica de la economía mundial desde, para no ir más lejos, la crisis financiera del 2008, ha impactado no sólo en las condiciones materiales de los “consumidores” (la caída en los ingresos de los asalariados, es entre otros un indicador mundial como así también el lento pero seguro avance hacia su desaparición del sistema “bismarkiano” de seguridad social, entre otros), sino que también en los “productores” al tener que enfrentarse de modo, podríamos decir brutal en el caso de las Pequeñas y Medianas Empresas, con una transformación tecnológica y de fuerte contenido innovativo-disruptivo en los sistemas productivos que han alterado, (la mentada Revolución Industrial 4.0, el desarrollo del “Capitalismo de Plataformas, los nuevos materiales, etc).

Así, es cierto lo que señala Oliveto para el “neoconsumidor argentino”:

“La marea de negatividad se explica, entonces, no solo por la situación coyuntural de la reciente pérdida de poder adquisitivo, sino también por un fenómeno de carácter más estructural: una recalibración forzada, tal como sucedió en Europa, de los deseos y las posibilidades.

Entre las oscuridades del presente detectamos un cambio de fondo latente que, tal vez, pueda ser valioso a futuro cuando las condiciones económicas mejoren. Y este cambio es de valores. Como toda crisis, siempre quedan aprendizajes. Nuestras investigaciones más recientes señalan tanto el detallado y tan comentado malestar como una creciente positivización de la necesaria austeridad, bastante menos analizada.

Ya no hay espacio para el derroche y el descontrol. O para comprar al voleo. Todo eso ha quedado en el pasado. Hoy es un "disvalor". Orden, control y sensatez. Estas parecerían ser las señales más profundas de identidad del neoconsumidor argentino. Aun incipientes, pero potencialmente disruptivas en el futuro.”

Sin embargo, pese a que las condiciones descriptas son reales e inocultables que bien podrían encuadrarse en el concepto -como lo denomina- “Se acabo la fiesta”, señala allí dos aspectos en los que disentimos:

1.    Parece señalar que una vez resueltas las “condiciones económicas” “la fiesta” habrá de recomenzar, tal vez capitalizando las experiencias pasadas.
2.    Que, en el futuro y superada la crisis, aparecerá un “consumidor” más racional, casi weberiano, donde habrá de imperar el control, los comportamientos racionales (“sensatez”) en materia de consumo y se habrá superado el disvalor del derroche.
Oliveto se centra en el “consumo” cuando las causas de ésta reestructuración que el ve manifestarse en el consumo no es más, y sobre todo para la Argentina, de un abandono, intencional o por ignorancia, que el desarrollo capitalista en cualquiera de las etapas que recorrió y habrá de recorrer, es “producción-distribución-cambio-consumo” más allá que podamos o no considerar que el “consumo” en la visión sociológica de Schumpeter, sea una “destrucción creadora” capaz de enviar una señal efectiva tal que activa nuevamente el proceso de producción.

Lo que se ha obviado en la Argentina, en el plano mundial las causas son otras y si, tal vez sean bien descriptivas las condiciones que Oliveto cita de Gilles Lipovetzky, es la PRODUCCION.

Ese olvido, no casual ni tampoco producto del desconocimiento o ignorancia alguna, sino claramente intencional, parte estratégica de un proyecto político llevó a desarrollar una incitación al mero consumo de bienes y servicios, algunos incluso “maliciosamente” regalados (ej: Futbol para todos) a costa de incumplir con el sistema previsional mediante el ardid de “errores en las liquidaciones”.

Esa, y no otra, fue NUESTRA fiesta, que redundo en no sólo una ciudadanía ( es decir emisores de votos) sino en el conjunto de la sociedad cuyo resultado exhibe hoy sin mácula los estragos que lejos de propender a una autocrítica -las dificultades de los humanos para llevarla a cabo son incontables- lo expresan como frustración o como señala Lipotevsky la “… reducción imposible (servicios, pago de deudas, alquiler). De manera automática, el aumento de los gastos obligatorios disminuye el de los no obligatorios, los hedonistas, estéticos y superfluos. El consumo de amplios sectores de la población desmiente la imagen paradisíaca"

Nuevamente, debemos volver a algunos textos básicos y que para muchos son “de mode”, pero que reafirman un concepto básico en la construcción no sólo de nuestro presente (que muchos estiman como continuo) sino en el futuro de nuestras descendías: el modo de subsistencia, el modo de producir y reproducir la vida de la sociedad sienta las bases, ordena y da forma y contenido a la organización de la sociedad.

Como bien cita Oliveto a Zygmunt Bauman en su libro Vida de consumo: “…en el mundo "hemos pasado de una sociedad de productores a una sociedad de consumidores, donde el pienso, luego existo de Descartes se ha transformado en compro, luego existo"

No es, estimo necesario, en este comentario remontarnos a Smith o Millar pero si recomendar una relectura, a mi colegas de la profesión, de la “teoría de los cuatro estadios”. Tal vez encuentren allí las razones profundas de porque, si no hay una nueva reconsideración y transformación de la PRODUCCION toda alusión al consumo, como hecho aislado sólo habrá de describir nuevas y más amargas “frustraciones” sino que finalmente serán meras banalidades con ínfulas de “teorías científicas” o al menos de “razonados fundamentos”.

La transformación productiva, para algunos en curso, para otros con buenos o dificultosos intentos de avance es una realidad que negada, cómo algunos nostálgicos del “nanny state” describen y adhieren, será una nueva tragedia argentina.

Belgrano, 13 de mayo de 2019

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer

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