31 mayo 2018

NO HAY ROMANCE…SIN FINANZAS[i]


NO HAY ROMANCE…SIN FINANZAS[i]

Cuando el 28/12/2017, en una conferencia de prensa que recordaremos, se nos informó sobre lo que parecía una cuestión ya obvia: que la “inflation targering” ya no sería el 10% sino el 15% comenzó para las PYME el inició de un ajuste estructural que día tras día se profundiza. 


Las disidencias expuestas ese día entre el ala política de la gestión y el presidente del Banco Central abrieron, de modo irreversible una crisis que para las PYME, y en particular para la industriales, no es una más sobre cuya gestión existe “expertise”. 

Así como sostenemos que el 10/12/2015 se puso en marcha una “nueva normalidad”, el porvenir, a partir de ese momento, sería con reglas, métodos, y políticas que de ningún modo habrían de responder a las ya conocidas. Parafraseando a un excelente poeta uruguayo “…para bien, o para mal, nada va a quedar igual”. 

El “verano del ‘18” fue eternamente caluroso. Era abril y aún, tal vez no casualmente, la temperatura no aflojaba ni en el termómetro ni en los problemas que día tras día se iban haciendo insolubles. 

Muchas veces hemos escrito en otras oportunidades que las crisis se resuelven, en la historia de la humanidad con “quiebras o con guerras”. 

A nivel mundial, el capitalismo cursa una “guerra” que se manifiesta en el campo de batalla comercial y financiero. Así crece el proteccionismo, pero también EEUU, que como suele decirse es quien anticipa y primero expresa las tendencias, ha tomado el camino de fortalecer su moneda que no es otra que la moneda del comercio mundial y para ello inició un proceso de suba de tasas de interés. 

Quienes tenemos compromiso de largo plazo con las PYME y con la producción recordamos por sus consecuencias aún en curso, el momento en que el 6 de octubre de 1979 Paul Volcker subió la tasa clave 4 puntos base en un solo mes, a 15,5%. El primer incremento se anunció después de una reunión no planificada y secreta. 

En aquel momento dijo el NYT: La FED puso como objetivo el crecimiento de la demanda del dinero como la mejor forma de controlar la inflación, permitiendo que las tasas de interés se elevaran más. Al año siguiente Volcker apretó aún más la política monetaria empujando las tasas a 20%”. 

La campaña de Volcker forzó un par de recesiones (en 1980 y en 1981-1982) y provocó un aumento del desempleo. Recién en agosto de 1982 la FED flexibilizó su política, permitiendo que las tasas de interés cayeran y que la economía tuviera una fuerte recuperación. 

Nació (de algún modo hay que decirlo) en aquel momento una disyunción entre el capital financiero (cuya manifestación es la Bolsa de Valores) y el mundo de la producción y el trabajo. 

El “valor” de una empresa pasó a ser el modo en que se expresaba su valor en la Bolsa o mercado financiero, o dicho de otro modo, la capacidad y velocidad de generar liquidez. Las empresas, cualquiera sea su tamaño o sector, pasaron a ser medidas por su EBITDA (Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation, and Amortization =>beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) y no por lo que realmente hace o cómo lo hace, es decir por su nivel de eficiencia productiva, o de innovación o de capacidad. 

Las creencias o percepciones sobre la posibilidad hacerse de una rápida y lo más abultada posible de rentabilidad “liquida” cuyo “teatro de operaciones” es el recinto de las Bolsas subsumió al quienes disponía de “know how” productivo. En término psicoanalíticos, se paso de una estructura real (la producción) a una estructura simbólica como lo es la del “dinero” y sus múltiples expresiones (desde acciones hasta los derivados financieros surgidos en estos tiempos). 

Obviamente, para que la estructura de lo simbólico se instale se requieren “formadores de opinión” capaces de persuadir a la sociedad de las bondades y de la necesidad de atender ésta estructura a los que los medios de difusión le dan amplio espacio y tiempo antes que la de la producción siempre compleja, áspera y sinuosa, son los que doy en llamar “economistas standard” meros charlistas, energúmenos dicharacheros que carecen de responsabilidad y sentido ético sobre sus “análisis y recomendaciones”. 

Así, entonces, a fines de abril y casualmente (¿?) coincidente con el calendario meteorológico, una ola de frío, cual fantasma, comenzó a instalarse en la economía argentina y en particular en las PYME. 

El 8 de mayo y casi al “borde de un ataque de nervios” (Almodovar) incentivado por los “economistas standard” el sector productivo PYME inició su “invierno”. No vale en estos tiempos el chascarrillo fácil que nos dejó el ministro Alsogaray. 

Este “invierno” es estructural, es desde el análisis económico una verdadera “crisis”, es decir, un momento discriminatorio, en el cual algunos podrán pasar airosamente y otros, estrategias de supervivencia mediante, se irán deslizando hacia la marginalidad y en algunos casos hacia su desaparición. 

Cómo podríamos decir, espero no generar escándalo, el proceso de concentración -uno de los movimientos básicos del capitalismo- está en marcha. Quienes no puedan o no estén en condiciones de dar adecuada respuesta quedarán rezagados o finalmente sacados del “juego”. 

Las políticas gubernamentales que se están desarrollando, lejos de hacer realidad el “discurso” sobre la importancia estratégica de las PYME, son funcionales a este proceso de concentración y aunque podamos destacar contradicciones entre los diversos sectores de decisión, lo cierto es que todas son congruentes y concurrentes con el proceso de concentración en curso que impulsa, como señalamos, a muchas PYME, a recorrer un “tobogán” sin retorno. 

Entendemos claramente la dinámica de la historia, pero la velocidad que ésta adquiere, su dirección, sentido e intensidad es responsabilidad de los humanos y en particular, de quienes se erigen en líderes de la sociedad y no es posible, al menos en una República, soslayar los compromisos que se estructuraron desde los discursos. 

Aunque los acuerdos con el Organismo Multilateral de Crédito no se han formalizado y está en plena etapa de gestión, acción que entendemos está fundada en el escenario económico devenido de muchos años de “populismo” no es menos cierto que algunas decisiones que se han tomado en éste caluroso y prolongado “Verano del 18”: dejan ciertamente muchas dudas sobre el compromiso con las PYME que han declarado quienes hoy lideran la sociedad. 

Así las Pequeñas y Medianas Empresas están siendo sometidas a lo que con optimismo podríamos llamar “fuego amigo” que se ha expresado específicamente en la decisión de modificar los parámetros de clasificación PYME. 

Si bien es cierto que las PYME reclamaban la actualización de los montos de facturación, desactualizados por la todavía vigente inflación, lo que se hizo pero (siempre las PYME deben enfrentar un “pero” normativa que altera lo que parece satisfacer lo deseado). 

Así se generalizó para todos los sectores una limitación estructural que sólo se imponía al sector financiero: que el total de activos no superara los $ 100 millones. Cuando era para el sector de las finanzas era casi una obviedad, ninguna Institución Financiera formal podía ser catalogada como PYME. Una redundancia. Una sobre actuación normativa. 

Pero al generalizarse para todos los sectores se lo hizo con la intención expresa de limitar la cantidad de PYME en condiciones de acceder a los beneficios de la Ley PYME (formalmente Ley 27.264 - PROGRAMA DE RECUPERACIÓN PRODUCTIVA). 

¿Por qué decimos que hubo intencionalidad manifiesta? 

Porque la presente Resolución fue tomada en pleno conocimiento del Título X “Revalúo Contable e Impositivo” (Capítulos 1 y 2 – artículos 281 al 301) de la Ley 27430 que dispuso el revalúo contable y estando ya vigente la RT n° 48 de la FACE que disponía las instrucciones a los Contadores Públicos certificantes de Balances y Estados Patrimoniales. 
Bajo estas condiciones, la cifra de activos límite de $ 100.000.000 se convertirá en un factor de discriminación contra quienes invirtieron tanto en máquinas y equipos productivos, como en eficiencia energética, mejoras en los impactos ambientales o innovaron, mejoraron su infraestructura productiva, etc. 

Se trata ni más ni menos que una sanción a quienes “hicieron lo que hay que hacer” a “quienes hicieron lo correcto” en lugar de deambular por los pasillos del poder buscando protecciones -algunas absurdas- y prebendas, confabulando con funcionarios para ejecutar competencia desleal, entre otras conductas impropias. 

Podemos decir, sin temor a equivocarnos que quienes tuvieron una conducta empresaria a tono con la demanda de los tiempos son, ahora, enviadas a una suerte de “limbo” donde serán tratadas como “grandes empresas o corporaciones”, lo que pone de manifiesto una visión estructural de la denominada “clase política” independientemente del “color” o intenciones que manifiesten: no saben que es una PYME, carecen, de modo absoluto del conocimiento de los parámetros estructurales y conceptuales sobre QUE es una PYME. 

Pero más allá de éste “intencional fuego amigo”, surge, en éstos tiempos, una serie de temas URGENTES

1. DISPONIBILIDAD DE CAJA Y COMPROMISOS FINANCIEROS 

  • Retracción de ventas lo que implica una acumulación de stocks financiados a las tasas del mercado 
  • Ralentización de la cadena de pagos por parte de grandes empresas 
  • Nivel inadmisible para la producción de las tasas de interés de descuento de documentos y de descubierto (iliquidez transitoria) 
  • Inexistencia de instrumentos “facilitadores” (la AFIP demora creación del Registro de Facturas Electrónicas Conformadas”). En este punto parece que el lobby de las “grandes” se está haciendo sentir sin contraataque de las Instituciones PYME 
  • Próximos 90 días incremento sustantivo de demanda de liquidez por acumulación de obligaciones sean de carácter salarial o tributario 
2. NECESIDAD DE INVERSION Y REESTRUCTURACION PRODUCTIVA PERMANENTE 

  • La “banca comercial” (en Argentina no hay Banca de Inversión) y quienes deberían desarrollar ese rol carecen de estructura de difusión, pero fundamentalmente de fondeo específico. 
  • Ninguna “línea de financiamiento” de Organismos Multilaterales” está destinada a la innovación, mejoras de la productividad, reestructuración productiva o desarrollo de producto). No es una exageración decir que se ha dejado deslizar una verdadera política pública de alcance estratégico: dejar que el proceso “natural” de concentración económica opere de modo “brutal”. 
  • Otra decisión controvertida, pero tal vez que genera alguna expectativa positiva, es que la disminución de los “encajes bancarios no remunerados” que permitieron a los bancos realizar suscripción de LEBAC a tasa del 40% cuando esos fondos no generaban retribución (eran encajes no remunerados). Fueron nada ni nada menos que $100.000 millones. 
  • Dada la liquidez liberada en esta acción por el BCRA, ésta debería ser redireccionada hacia mejorar la oferta de fondos al sector productivo a tasas más alineadas con los resultados empresarios más allá de la cortedad de visión que genera muchas veces la “lógica de la caja” debería tenerse presente el factor multiplicador del crédito productivo cuando éste, mediante políticas claras y transparentes, es correctamente aplicado y muestra, entonces, su capacidad de apalancamiento del desarrollo económico 
  • Existe un potencial industrial que parece carecer de interés gubernamental. La baja productividad de muchas empresas industriales es el resultado no sólo de la “cultura empresarial” sino, y en estos momentos más que nunca, de la indiferencia de las políticas públicas 


3. PYMES Y RESPONSABILIDAD SOCIAL 
  • Las PYME por localización son referentes fundamentales del empleo y contribuyen a dar sustentabilidad al desarrollo local. 
  • No parece estar en el “radar” de las políticas públicas este compromiso social (compromiso que de ningún modo es desarrollar un evento cuyo objetivo sea el logro de empatía con el entorno). Lisa y llanamente se ha “olvidado” ese rol que tendrá consecuencias políticas relevantes, más aún, los últimos “timbreos” del oficialismo dan testimonio de esta afirmación. 
  • En nuestra visión decimos que no dotar a las PYMES de herramientas que le den sustentabilidad y consistencia, es dar paso a lo que denominamos “incertidumbre local o micro-incertidumbre” con resultados poco felices para quienes la promueven. 

Finalmente, como canta Gwen Guthrie, “…no hay romance sin finanzas…” 

Colegiales, 31 de mayo de 2018


[i] [i] Gwen Guthrie – Aint’t nothing goin’ on but the rent” - https://youtu.be/cKlrm2IjwQw - 1986 




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