18 mayo 2018

NO FUE UNA CORRIDA….NOS CORRIERON…”CON LA VAINA”


NO FUE UNA CORRIDA….NOS CORRIERON…”CON LA VAINA”

El presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), Federico Sturzenegger, presentó el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al primer semestre de 2018, según el calendario publicado por el BCRA.

Señalo en su presentación que “El mensaje del mercado en las últimas semanas nos ha hecho reflexionar y cambiar algunas cosas”.

Es, tal vez, que el presidente del BCRA, sólo modificó su conducta por un casi mandato del “el mercado” que puso en duda la consistencia y sustentabilidad de la política monetaria del Gobierno nacional de la que el es su principal responsable y no presto oídos a los mensajes de la economía real (producción) que desde hace largo tiempo demandan una política menos ortodoxa en materia de tasa de interés y que no termine, como suele decirse “de ahogar al bebe”.

Posteriormente señaló que “después de haber pasado el momento de turbulencia, encauzar el proceso de inflación vuelve a ser el objetivo de esta institución”.

Este comentario no resulta menor dado que está señalando la recuperación por parte del BCRA de su función como responsable de la política antiinflacionaria. Debe destacarse que desde el anuncio del 28/12/2017 esta función quedó sujeta a un “comando compartido” con la Jefatura de Gabinete.

En nuestra visión fue ésta una -no la única- de las causas que dieron paso a que el impacto de la situación internacional (incremento de la tasa de interés de EEUU, revaluación del u$s frente al resto de las monedas, incremento del precio del petróleo, y las “vibraciones” de las estrategias políticas internacionales, básicamente EEUU/China y EEUU/Irán) tuviera impactos anticipados.

Debo dejar aclarado que de ninguna manera quiero significar que el cuatrimestre de tensiones monetarias locales pueda reflejar tensiones “intestinas” entre funcionarios del mismo Gobierno, sin embargo, queda a la luz de los acontecimientos que el denominado “mercado financiero” “votó” contra dos medidas que ellos consideraron inaceptables: la primera el pago del Impuesto a las Ganancias por la renta financiera y en segundo lugar la aparición de un “doble comando” en la política monetaria.

El elemento importante que se sumó posteriormente a la presentación de Sturzenegger es la declaración -durante la conferencia de prensa del presidente Macri celebrada el mismo día- que señaló: "Es fundamental bajar la inflación. Sigue siendo un objetivo, ahora a cargo del Banco Central sin metas tan ambiciosas".

Es decir, más allá de que podamos no inferir un debate en el que quedaron en evidencia las discrepancias en materia de visión sobre como afrontar la “turbulencia”, lo cierto es que el propio Presidente de la Nación fue su propio portavoz marcando una clara diferencia con la conferencia de prensa del 28/12/2018 y delineando una clara política anti-inflacionaria: no hay metas, porque o bien pueden pecar de ambiciosas o bien, aunque no se haya expresado: erróneas.

Esto estaría -y destacamos el potencial- señalando que la política monetaria del BCRA deberá también estar también encuadrada dentro de lo que podríamos denominar “un gradualismo acelerado” con una mayor coordinación y tal vez, podría permitirle al BCRA un tratamiento más alineado con la economía real (producción) que a los mandatos ortodoxos de la política monetaria.

En este punto será importante para el BCRA observar la evolución del balance cambiario y la necesidad de esterilizar -vía LEBAC- aquellos fondos del exterior que ingresan con destino a la operatoria del “carry-trade”.

Si las reservas que se liquidaron con vistas a enfrentar las turbulencias del mercado ocurridas en los últimos 15 días se recuperan por la vía de liquidaciones provenientes del comercio exterior las posibilidades de una tasa de interés más “relajada” serán más altas.

No obstante, no esperamos que la tasa de interés de política monetaria se ubique desde ahora y al menos hasta fin de año por debajo del 35%.

Otra decisión controvertida, pero tal vez que genera alguna expectativa positiva, es que la disminución de los “encajes bancarios no remunerados” que permitieron a los bancos realizar suscripción de LEBAC a tasa del 40% cuando esos fondos no generaban retribución. Fueron nada ni nada menos que $100.000 millones.

Dada la liquidez liberada por el BCRA debería ser redireccionada en el futuro próximo hacia mejorar la oferta de fondos al sector productivo a tasas más alineadas con los resultados empresarios.

En nuestra opinión, de no producirse este redireccionamiento los bancos habrán sido uno de los grandes ganadores de la “turbulencia” y tal vez, el BCRA debería establecer -vía Comunicación- algún grado de polinomio de redireccionamiento de los encajes liberados donde el ponderador del crédito a la producción adquiera carácter de relevancia.

Cabe destacar que ya desde agosto del 2017 el presidente del BCRA señaló que el financiamiento a PYMES debería hacerse a “tasas de mercado” de allí que no resultó sorprendente que ante una pregunta de la Agencia Reuters sobre una financiamiento diferencial para PYMES el Dr Sturzenegger se perdiera en un laberinto discursivo que los porteños, apegados al lunfardo llamamos “chamuyo” más parecido a una clase universitaria a que a responderle NO (el error de la representante fue usar la frase “tasas subsidiadas” lo que probablemente generó una curiosa alergia que lo desconcentro)

Señaló más adelante el presidente del BCRA: “El tipo de cambio flotante es el instrumento más idóneo para enfrentar estos vaivenes sin que la actividad económica se vea afectada”, y, agregó, “una política monetaria restrictiva es el mecanismo que permitirá que la economía se pueda acomodar a la nueva realidad internacional sin verse afectado el proceso de desinflación”.

En mi opinión afrontar una política antiinflacionaria de un modo “unilateral” (visión monetaria) conlleva impactos de singular trascendencia para las Pequeñas y Medianas Empresas que son los “verdaderos clientes” del sistema financiero dado que las grandes empresas pueden satisfacer su demanda de crédito desde otras fuentes particularmente prestamos del exterior o reinversión de utilidades que se convierten en capital de trabajo.

De allí que pese a reconocer la validez de la política monetaria como una herramienta importante en la “desinflación de la economía” estimo que la unilateralidad implica un riesgo alto para las PYME dado que incentiva el proceso de concentración y centralización económica y condiciona el desarrollo económico inclusivo, creador de empleo decente y que tienda a fortalecer las vulnerabilidades actuales.


Posteriormente el presidente del BCRA destacó que el sector tuvo “el mayor crecimiento de los últimos 20 años, medido por la relación crédito a PIB que alcanzó un 14.3%”. Entre los motivos que explican el aumento de la profundidad del sistema financiero –citados en la conferencia realizada ayer- se encuentra el desempeño del crédito bancario al sector privado, que tuvo un significativo crecimiento en abril del 29% real en términos interanuales.

En éste punto, señaló el importante incremento del crédito a las Empresas que, en mi opinión merece un comentario específico.

Aunque el BCRA dispone de la información, visto de modo global, la información estadística parece ser en sí una excelente noticia, sin embargo, ése “crédito a empresas” incluye el uso de los descubiertos y descuento de documentos práctica habitual en las PYME.

El 83% de la financiación a empresas fue por plazos menores a 90 días y más de la mitad a "descubiertos" en cuenta corriente. Por otra parte si se miran las Comunicaciones "C" del BCRA en lo que respecta a las tasas de interés cobradas a empresas se observa una alta correlación entre ése nivel de tasas y la tasa de política monetaria para el corredor de pases a 7 días, llegando en plena "corrida" a situarse en el 47%. Más aún si se evalúa el crecimiento del crédito a empresas - neto de inflación y no considerando los descubiertos bancarios, se exhibe un estancamiento del crédito a empresas

En consecuencia, ése incremento del “crédito a empresas” podría estar reflejando una limitación estructural de liquidez por parte de las PYME sea por los estiramientos en la cadena de pago, las demandas de mayor capital de trabajo por incrementos de precios de sus insumos (impacto inflacionario) o por la reestructuración de la función consumo y su impacto reflejado en una parte en la caída de ventas como en la necesidad de reestructuración productiva.

Colegiales, 18 de mayo de 2018

Lic. Carlos Guillermo Schwartzer

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