CONTRADICCIONES DE DOMINGO
Tal vez, muy
pocos lo sepan, pero en más de una ocasión, desde los Evangelios que se leen
habitualmente cada domingo en las misas católicas, aparecen “enseñanzas” que
dan lugar a dudas respecto del sentido que en las misas den los curas.
Hoy, 19 de
noviembre de 2017 el Papa Francisco ha establecido la Jornada Mundial de los
Pobres y en sus homilías al respecto los sacerdotes hacen referencia a un
llamado del Papa Francisco a evitar la “cultura del descarte”.
El texto de la
Homilía del Papa Francisco; con quién a veces estoy en desacuerdo más por su
militancia política usando los atributos de la máxima autoridad para los
católicos; es una lectura no sólo recomendable sino que también una buena guía
para la acción (la Homilía completa está en: https://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/poveri/documents/papa-francesco_20170613_messaggio-i-giornatamondiale-poveri-2017.html
)
Más allá de las
muchas interpretaciones, la convocatoria papal, donde la mía es una más, es una
convocatoria a trabajar en pro de una cultura del trabajo que cree riqueza pero
que se distribuya de un más justo atendiendo los principios de la caridad
cristiana y de los ejemplos que encontramos en las lecturas evangélicas dadas
tanto por los propios textos como por los hechos de los santos.
Sin embargo, en
la misa de hoy, se leyó el Evangelio según san Mateo 25, 14-30, texto conocido
como la Parábola de los Talentos (moneda romana de aquellos tiempos en Judea).
Resumiendo, su
contenido podemos decir que un “señor” da a sus “sirvientes” 10, 2 y 1
talentos.
A su regreso,
dichos sirvientes rinden cuenta de lo actuado. El que recibió 5, entrega 10; el
que recibió 2, entrega 4, y en ambos casos, son recompensados por el “señor” e
invitados a entrar en “en el gozo de tu “señor”.
Pero prestemos
atención a cuál es la suerte de quien recibió 1 talento al rendir lo entregado:
Dice San Mateo de
él:
Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde
no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento.
Mira, aquí tienes lo que es tuyo.
Es decir, el
mentado “señor” no era más que, diríamos modernamente, un especulador
financiero, que bendice a los que obtuvieron el 100% pero, detengamos
nuevamente en el que no se ha prestado a esos menesteres y denuncia cuál es la
metodología de hacer fortuna de su “señor”.
Dice San Mateo:
Siervo
malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no
esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su
talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene,
se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y
el rechinar de dientes.
Concretamente,
esta Parábola es un llamado a santificar y rendir tributo a los especuladores y
sus agentes financieros. No es para nada un acto de justicia para quién condena
esa especulación financiera, esa avidez por el dinero.
Flacos
favores le hacen a la Homilía de la Jornada Mundial por los Pobres.
Pobres,
excluidos, marginados, sujetos de la “cultura del descarte” que condena el Papa
Francisco.
¿Cuál
es, entonces, el camino para pertenecer al “gozo del “señor”? Ser un hábil especulador
financiero capaz de conseguir el 100% de la encomienda o ser parte de la los
millones de seres humanos enviados al descarte (migrantes, desocupados, pobres
hundidos en la indignidad por la falta de escrúpulos y corrupción de sus
gobernantes).
¿Cuál
es el Camino, la Verdad y la Vida?
Seguimos
las enseñanzas de San Mateo, que en sus orígenes era un publicano, recaudador
de impuestos
O
a la luz de la Homilía fundadora del Papa Francisco en la 1ª Jornada Mundial
por lo Pobres, enderezamos nuestros quehaceres a disminuir la pobreza, que en
sí misma constituye las bases de un escándalo político, económico y social.
Me
parece que la Iglesia Católica debería revisar algunas cuestiones que
desorientan a quienes siguen sus enseñanzas (“«Vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la
necesidad de cada uno» (Hch 2,45)” – cf Homilia Papal de la 1ª
Jornada Mundial por los Pobres”).
Dice
Francisco:
“Hoy en día,
desafortunadamente, mientras emerge cada vez más la riqueza descarada que se
acumula en las manos de unos pocos privilegiados, con frecuencia acompañada de
la ilegalidad y la explotación ofensiva de la dignidad humana, escandaliza la
propagación de la pobreza en grandes sectores de la sociedad entera. Ante este
escenario, no se puede permanecer inactivos, ni tampoco resignados. A la
pobreza que inhibe el espíritu de iniciativa de muchos jóvenes, impidiéndoles
encontrar un trabajo; a la pobreza que adormece el sentido de responsabilidad e
induce a preferir la delegación y la búsqueda de favoritismos; a la pobreza que
envenena las fuentes de la participación y reduce los espacios de la
profesionalidad, humillando de este modo el mérito de quien trabaja y produce;
a todo esto se debe responder con una nueva visión de la vida y de la sociedad.”
(cf
Homilía Papal de la 1ª Jornada Mundial por los Pobres”).
¿Cuál
es el ejemplo? ¿El que premia la especulación financiera y lo invita a participar
de los gozos o el del que denuncia la especulación y es condenado a las
tinieblas?
Ud.
elige.
Colegiales,
19 de noviembre de 2011 (1ª Jornada Mundial por los Pobres)
Lic.
Carlos Guillermo Schwartzer
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