21 junio 2016

VICISITUDES DE UN PAIS AGROEXPORTADOR

Nuevamente, como lo señalamos en marzo del 2008 ( http://schwartzereconomia.blogspot.com.ar/2008/03/de-mal-en-peor-ante-un-nuevo-default_8429.html ):

"Amparados por el nivel que han alcanzado los valores de la soja y el maíz (commodities al fin), no podemos ver que esos valores responden a una maniobra especulativa de quienes virtualmente huyen del riesgo de los derivados financieros. Es decir, estamos dentro de otra burbuja que inexorablemente explotara y nos negamos a aceptarlo.”

El incremento del precio de los commodities en las últimas semana -y también lo volvimos a recordar acá hace unas semanas atrás posee para utilizar la misma analogía "espuma de cerveza" es decir, nuevamente aparece el componente especulativo.

Ahora, el precio de la soja propone un nuevo ajuste a media rueda en el Mercado de Chicago, aunque continúa por encima de los 418 dólares por tonelada. La oleaginosa desciende 0,48%, y se comercializa a u$s 418,15 por tonelada.

En lo que va de junio, la soja acumula una suba de 3,43% o u$s 13,87 por tonelada. El trigo, por su parte, retrocede 1,42%, hasta los u$s 171,32 por tonelada. El maíz, en tanto, se hunde 3,91%, hasta los u$s 159,34 por tonelada.

Pero quien crea que esos valores son sustentables está cometiendo un grave error de apreciación.

Esta alza del precio de los commodities en general refleja, nuevamente, una crisis financiera en marcha que tiene entre otros muchos factores el denominado "Briexit" y en consecuencia la especulación de derivados se traslada a los activos reales.

Obviamente, ésta crisis financiera en incipiente desarrollo nos traerá sorpresas sobre insospechadas insolvencias. Los CDS -Credit Default Swap- han estado incrementando el volumen transaccional y simultáneamente sus rendimientos y ya no es Argentina (corrida al espacio de los mercados de frontera) o un emergente como Brasil, sino la imposibilidad de realizar en el ámbito de la producción de bienes las tasas de ganancia de los derivados financieros.

Para el caso argentino el crecimiento del precio de los commodities es una excelente noticia, pero es tan buena, como peligrosa.

Buena porque como uno de los principales proveedores mundiales habrá de mejorar, aunque con algunos truenos y tormentas por la revaluación del peso, las finanzas públicas.

Pero lo peligroso es que ésa revaluación generé, en una sociedad más dispuesta a consumir que a producir, un impacto estructural al actual entramado industrial y una nueva vuelta de tuerca sobre la matríz industrial donde las llamadas “industrias naturales” bolveran al protagonismo de un siglo y medio atrás.

No hay percepción por parte de la “industria no-natural” de llevar adelante transformaciones que expongan un espíritu pionero y audaz, sobre todo en las PYME que reclaman una asistencia que luego no utilizan o solicitan liberalidades con total desapego a los impactos sociales que ésas demandas significan.


Es cierto que las PYME requieren una política, pero no como conjunto de decisiones tomadas por la corrección política y que revisten siempre el carácter de “especializadas” y justificadas en el erróneo supuesto de una “debilidad intrínseca”, sino que las PYME demandan ser parte, tanto en la construcción como en su desarrollo e implementación de las Políticas Públicas en general. 

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