En la izquierda es popular sugerir que el capitalismo y la democracia son incompatibles. El argumento es simple: la política ya no puede controlar la economía como lo hacía en tiempos del Estado de Bienestar y de la socialdemocracia. Pero quizás este planteo sea incorrecto. ¿Realmente la democracia tiene puestas las cadenas y los candados del capitalismo?
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