“CUM HOC ERGO PROPTER HOC” (Con esto, Por tanto a causa de esto)
Es decir, muchos economistas "piensan" que a causa
del u$s, surge la inflación y obviamente, como sucede cuando el análisis es de
baja o nula entidad científica uno alimenta al otro y es una suerte de círculo
cerrado que obviamente no explica nada
Es lo que se denomina "falacia". Se dice: A se
observa siempre que B, por lo tanto, A es causa de B
Es una falacia porque podría ser que, a la inversa, B fuera
causa de A, o que ambas fueran consecuencia de una causa común, o incluso que
no hubiera relación causal o que ésta sea muy compleja e indirecta. Se trata de
una falacia circular que nada explica, pero suele quedar “bien” y los “búhos sabiondos”
lo reiteran cual latiguillo.
El ejemplo más claro es: La inflación es causada por los
comerciantes que aumentan los precios
Nunca, ninguno de éstos "búhos sabiondos" reparan
en la imprescindible y ya irreversible necesidad de una reconfiguración
productiva de la industria, que dimana necesariamente sobre el comercio, la
educación y todas las actividades dando lugar a una nueva matriz de reflexión
Pero eso es difícil, imposible para muchos sectores que vía
pauta publicitaria (directa o indirecta), o ser unos "mamones" de
subsidios públicos pretenden como buenos conservadores, el statu quo y no la
dinámica que les causa terror, pánico. No hay retroceso.
En 2015 y 2017 los argentinos dimos pasos ciertos y certeros
hacia una nueva organización republicana – podríamos decir la Segunda República-
y nadie era tan romántico o hiper optimista respecto del futuro. Se sabía
difícil.
Es cierto que un “error no forzado” de esta administración
fue lo que dio en llamarse “gradualismo” y que éste generó en muchos decisores,
incluso en el propio presidente, cierto “enamoramiento”. Un error que suele
suceder, muchas veces pensamos que un destornillador, exitoso para remover un
tornillo, sirve luego para clavar una viga.
Tal vez ése error metodológico hizo dudar sobre el verdadero
espíritu no sólo del cambio que se proponía sino de las posibilidades de
avanzar en las transformaciones más estructurales, sobre todo las de carácter
institucional que son hoy las que condicionan el desarrollo ya sea visto como
político, social, o económico.
Asistimos aún al triste espectáculo de una Corte Suprema de
Justicia que parece disputar una lucha por el poder entre quién se probaba el
traje y a quién se lo quitaron. La alianza que llevan adelante ambos aspirantes
no es más que el sesgo ideológico de el Supremo Tribunal. Un dislate
inconcebible que debe ser reparado.
No obstante, en lo económico, una cosa es ya materia
cerrada: Argentina no será ya más una “economía cerrada” con un sector gobierno
que cuál “nanny” alimentaba todo tipo de tropelías un opaco, muy opaco, sistema
de amistades, alcahuetes y laderos.
En el sector primario los pasos dados son gigantes y aunque
aún debería profundizarse el modelo del “supermercado” (por ejemplo, en lugar
de mandar carne fresca, exportar platos preparados), ya no sólo el sector agrícola
tradicional (cerealero ocupa un expectante lugar, sino que se han integrado
productos de las llamadas “economías regionales (el último avance es la
habilitación para exportar miel a China, en lo personal una inmensa alegría.
Por los años 90 trabaje intensamente para conformar un consorcio apícola ante
la incomprensión de muchos dirigentes de la propia CARBAP).
Pero a nivel industrial falta muchísimo por hacer. Y ese
faltante no es ni más ni menos que hacer explícitos los coeficientes que han de
configurar la nueva matriz industrial. Ese debate ni siquiera esta abierto y la
reunión en algunas mesa de trabajo (ej: foresto-industria está más orientado a
resolver cuestiones de economía regional que de la industria del mueble)
Por eso, sólo 8253 empresas industriales PYME (1,6%)
participan de la exportación que representaban el 8,8% de las exportaciones de
MOI. Nada.
¿Qué falta?
Una profunda reflexión industrial no sólo de la política pública,
sino que también intraindustrial sobre “cómo, donde y cuando” insertarse en las
denominadas plataformas industriales globales de producción. El “porque debemos
hacerlo” ya no es motivo, entiendo de debate. No se puede ni siquiera sobrevivir
“con lo nuestro”.
Hay quienes harán discursos justificativos de la
imposibilidad, de la inviabilidad de fomentar la inserción en las cadenas
productivas globales. Los nacionalismos económicos son discursos ya conocidos
que esperemos no nos lleven a los tristes finales también conocidos.
Ya no hay opciones.
Lic. Carlos Guillermo Schwartzer
Belgrano, 27 de marzo de 2019
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