PYMES: ESTRATEGIAS DE
SUPERVIVENCIA
Las condiciones en
que se desenvuelven algunas variables sensibles y la obstinación con que los
sucesivos gobiernos responden a las limitaciones nos hace pensar que lo que se
les propone a las PYME son las mismas políticas macroeconómicas (en una versión
más ordenada y profesional) pero sin transformaciones estructurales en la
visión sobre el rol de las PYME en el desarrollo nacional.
Obviamente se siguen
“recitando” los habituales discursos sobre la importancia de ellas en términos
económicos, pero se obvia, tal vez el el rol estratégico que desempeñan en
lograr avanzar desde una “democracia de baja intensidad” (Guillermo O’Donell)
aun democracia intensa de la que pueda derivarse sin duda alguna la existencia
de una República moderna y fortalecida donde no se generen dudas sobre su
viabilidad y sustentabilidad.
A lo largo de los
años transcurridos desde el inicio de una nueva etapa (1983) para la
convivencia y el desarrollo democrático en la Argentina ninguna política
pública estuvo dirigida a consolidar la alianza estratégica de los sectores
populares mayoritarios con las PYME.
Lo que se diseñó y
ofreció a las PYME no fue nunca más allá de un subsidio o las posibilidades de
acceso a un imprescindible financiamiento que nunca supero el modo potencial y
más aún, cuando las encuestas reflejan la baja utilización o el alto
desconocimiento de los instrumentos que se diseñan para ella queda expuesto el
divorcio –o mutua indiferencia- entre las PYME y los diseños que desde las
políticas públicas se realizan.
Tal vez el último
ejemplo de ésta realidad sea la aún celebrada Ley de Fortalecimiento a las PYME
que compendia una serie de instrumentos paliativos que a nuestro entender no
resuelven la cuestión de fondo.
¿Cuál es ésa
cuestión de fondo?
La mesa de la
consulta, del diálogo y del consenso no está preparada para las PYME. Las
sillas dispuestas están asignadas a los sectores más concentrados de la
economía y sus representantes.
Es así que una primera acción en materia
política debe ser la inclusión de las PYME en sus propuestas y proyectos no
sólo en términos nominativos-decorativos sino activos y que impliquen la
presencia activa de éstas en el ámbito de las decisiones.
Lo repetiremos una y
otra vez: estamos de acuerdo en que sin Industria no hay Nación, pero estamos
absolutamente convencidos que sin PYMES la sustentabilidad de las políticas no
sólo industriales, sino en materia de comercio, producción agropecuaria y
servicios que se diseñen en pro de la construcción de la Nación no serán
sustentables en tanto serán portadoras de una debilidad de diseño que más
pronto que tarde habrá de dejar expuesta una asimetría que finalmente llevara a
la ruptura.
Una política de
Desarrollo Nacional que excluye a las PYME de los ámbitos de decisión y que
sólo ofrece “nuevas formas” (denominadas “cadenas de valor”, “distritos
industriales”) de participación de las PYME en la producción no es más que la
convalidación de “status quo” funcional a las necesidades de las formas más
concentradas del capital y que, cuando éste produce las crisis, rupturas o
mutaciones, siguiendo su propia dinámica, son las PYME las que quedan
marginadas y sin respuesta.
La estrategia de
DESARROLLO INDUSTRIAL no sólo es una administración del comercio exterior o el
recorte de algún impuesto o corrección de alguna Ley que se presenta como una
“una política de defensa de la Industria Nacional” o un esfuerzo estatal para
limitar un “costo argentino” entre otras. Es una muy mala señal la duplicación
de los REPRO en tanto es trasladarle al conjunto de la sociedad la muchas veces
desidia de los propios empresarios PYME en la gestión de sus empresas sólo
sustentables con algún aporte del erario público.
El DESARROLLO
INDUSTRIAL, como estrategia de largo plazo, debe contener de modo específico y
claro cuáles han de ser las políticas y metodologías para que la PYME pueda
recorrer el sendero de la modernización tecnológica, la incorporación de nuevos
productos y diseños, de materiales novedosos e incluso, de nuevos sistemas de
gestión de la producción.
¿Qué podemos hacer
para que el impacto de estas incomprensiones sobre nuestra vida no conlleve
consecuencias fatales? Muy brevemente precisemos el objeto de la
incertidumbre.
La crisis[1],
remite en todos los casos a una cesura, a una situación cuyo resultado podría
parafrasearse al poeta diciendo “para bien o para mal, nada va a quedar igual”[2]
y tiene, un largo periodo de incubación en el transcurso del cual los síntomas
se van manifestando cada vez en forma más definida y precisa hasta que, un día,
un acontecimiento, no importa cual, nimio, sin mucha trascendencia e
importancia en sí mismo, aparece como la causa eficiente de todos los males, de
todas las calamidades subsecuentes.
Entonces, para no
alargar la cuestión, ¿qué es lo que ha pasado ahora para que se diga sin más
que ESTA crisis es la peor en muchos, pero muchos años, que se desate una
corriente xenófoba, gane adeptos el cierre de las fronteras comerciales, como
si el fenómeno fuese una plaga contagiosa para lo cual, basta con ponerse en
cuarentena, recluirse y aislarse, para garantizar el no-contagio?
Parece ser que un rasgo de estos tiempos es la no homogeneidad y la
asimetría de los impactos que la llamada “crisis internacional” habrá de
generar. El rasgo que caracteriza la “no homogeneidad” es precisamente la
tendencia a la “desaparición de empresas, en particular las PYME debido a la
dinámica del proceso de concentración del capital.
No es el momento ni el lugar, pero en todos los planos de la organización
política y social, subyace un debate que cuesta admitirlo y desarrollarlo con
objetividad y visión estratégica: la homogeneidad y la simetría no son modelos
sostenibles en éste estado del desarrollo capitalista. Este debate lo podemos
comenzar desde el mismo momento del nacimiento de un ciudadano, su trayectoria
educativa, el desarrollo de sus capacidades y habilidades para su reproducción
pero también a nivel, ya en nuestro foco de interés, en las PYME.
Los análisis económicos continúan abordando la problemática desde la macro,
las políticas públicas elaboran planes generales y masivos y la sensación es
que no se está obviando un aspecto sustantivo de la cuestión: los impactos- a
diferencia de las tradicionales crisis argentinas, son diferenciales, no sólo
ya a nivel de sectores sino que también intra sectorialmente.
La paradoja es que se hace imprescindible abordar los impactos, diseñar y
desarrollar respuestas a una crisis global pero que debe ser abordada desde lo
“microeconómico” ( cuando utilizamos el término “microeconómico” NO nos
referimos ni por un instante a comenzar a trazar neoclásicas curvas de
indiferencia para desarrollar una curva de demanda, sino que ponemos nuestro
interés en la situación diferencial de cada uno de los actores, en particular
las PYME) lo que obliga casi a un análisis caso por caso una suerte de política
económica especializada, a medida, ¿es esto posible?
¿Cuáles son las estrategias que se comienzan a implementar en las PYME con
el objetivo de sobrevivir:
·
Reprogramación o
eliminación de horas extras (en muchos casos con compensación a los
trabajadores). Absorción de “anticipos a cuenta de futuros aumentos”. Ajuste de
los niveles salariales a los niveles convencionales. Eliminación de “bonus” o
premios anuales. Mayor rigurosidad en los pagos por productividad,
puntualidad, asistencia, etc. No se han eliminado ni suspendido los comedores
ni se han ajustado los menús. En general se mantienen los beneficios “no
salariales” aunque es posible que los mismos sean renegociados o ajustados de
mantenerse la situación.
·
Si
bien hemos detectado que hasta ahora los despidos (como consecuencia de la
reducción de ventas y ajuste patrimonial de la PYME) se han llevado adelante
por goteo, esa metodología, acusa en las estadísticas se han perdido más de
25.000 empleos (algo así como 100.000 argentinos reducidos a la marginalidad y
la exclusión) en un proceso que recién se inicia.
·
Un
indicador de la estrategia que han adoptado las PYME se describe en un reciente
Informe sobre Consumo Masivo:
Según un sondeo realizado por el
Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM), el trabajo informal creció
un 40% durante el primer semestre, en comparación interanual.
"Los despidos masivos (o el temor a
que éstos ocurran más allá de su concreción), en el ámbito público y privado,
la baja rentabilidad de las Pymes y la inestabilidad económica favorecieron la
precariedad contractual".
Los datos surgen de un relevamiento
realizado sobre la base de un cuestionario a 816 Pymes ubicadas en el ámbito
geográfico de la ciudad de Buenos Aires, La Matanza, San Martín, Rosario, Santa
Fe capital, Córdoba, Mendoza y Mar del Plata. Asimismo, se incluyeron
relevamientos de campo en vía pública y en diferentes Unidades de Atención
Integral (UDAI) de ANSES.
La agencia DyN detalla que sobre el total
de las firmas encuestadas, puntualmente el estudio se ejecutó sobre un 38% de
empresas de comercios y servicios, un 16% del sector metal mecánico, un 13% del
ámbito textil, un 12% del rubro gastronómico, un 11% del área de producción de
plásticos y un 10% ligadas a la industria química.
IDECOM informó que un 29,30% de las Pymes
consultadas "reconocieron que durante los últimos seis meses pasaron entre
tres y cinco empleados promedio al régimen informal, eliminando las cargas
impositivas y tributarias que les correspondían cuando esos trabajadores
estaban incluidos en el régimen laboral".
"Además, el 13,30% de las Pymes
afirmaron que celebraron con ese mismo promedio de empleados contratos de
prestación de servicios trimestrales o semestrales a cambio de exigirles la
inscripción en el régimen del monotributo", agregó.
El informe de INDECOM puntualizó que
sobre ese total de Pymes, "el 32,20% afirmó que lo hizo para evitar la
suspensión de los trabajadores, el 47,60% para no despedirlos y 20,20% restante
para no llegar al quiebre definitivo".
Por otra parte, el 44% de las personas
consultadas reconoció que se quedó "afuera del régimen de trabajo
registrado en lo que va del año". En tanto, un 41,60% de los consultados
reconoció que volvió a insertarse en el mercado laboral, pero destacó que lo
hizo bajo condiciones informales, mientras que el 58,40% restante afirmó que
aún sigue sin empleo.
Los datos difundidos dan cuenta de
"una baja del 38,50% en la evolución de los trabajadores cotizantes que
permanecen registrados, es decir, aquellos que deberían haber obtenido aportes
patronales en esos meses". En el caso de las Pymes, el 33,10% reconoció
que debe todos los aportes jubilatorios y de obras sociales, y el 66,90%
restante reconoce que adeuda varios períodos y que especula con la posibilidad
de adherirse a una moratoria en lo que resta del 2016.
Las estadísticas evidencian que "en
los primeros seis meses se registró uno de los peores comportamientos del
mercado de trabajo de los últimos años, ya que a la desocupación se suman las
suspensiones, los incumplimientos en los aportes y la caída del empleo
registrado". Asimismo, el informe arrojó que "el 91,60% de los
trabajadores dijo que aceptó estas nuevas condiciones de precarización laboral
por el temor que les genera la posibilidad de perder sus empleos".
·
La
contracara es que aquellas PYME en condiciones de sobrevivir a la crisis
(condiciones desarrolladas sobre la base de importantes mejoras en materia de
productividad con cambios técnicos en materia de bienes de capital o de
organización de la producción, incorporación de alguna innovación o inyección
de capital resguardado en ámbitos cuasi informales) no consiguen mano de obra
calificada.
·
Queremos
señalar que las pérdidas de puestos de trabajo señaladas por el INDEC son sólo
un indicador. El problema es más grave porque nada dice del modo en que éstos
requieren a la PYME la liquidez necesaria para hacer frente a los mismos (dado
que en general se trata de antigüedades altas o la necesidad de adicionar
“ayudas financieras” para evitar la posible conflictividad de los mismos
derivados del Sistema de ART. Si bien en general negociado y pagado en cuotas,
afectan el capital de trabajo de modo muy importante impidiéndole a la empresa
ampliar su giro. La consecuencia (o podríamos decir, la solución –mala a
nuestro entender pero solución fáctica verificada-, como lo señala el estudio
que citamos, es el deslizamiento de muchos trabajadores hacia la informalidad
laboral.
·
En
éstos casos, y dado que en muchos casos, se trata de personal con mucha
experiencia o bien capacitados y que las plantas de trabajadores estaban muy
ajustadas, el Empresario PYME debe tener presente que en caso de revertirse el
ciclo, le demandará costos adicionales volver a recontratar y especializar a
los trabajadores.
·
Por
lo señalado anteriormente, y con la mirada puesta en la deseada presencia de la
PYME en lo que denominamos “la post crisis”, RECOMENDAMOS que, salvo que
se detecte sobre actuaciones en la planta de personal o la existencia de falta
de productividad o de manifiesta falta de disciplina por parte del trabajador,
NO disminuir la panta de personal y sostener los niveles actuales.
· En caso de
trabajadores a los que les falte muy poco tiempo para acceder a la jubilación y
salvo que ocupen oficios muy difíciles de suplantar (matriceros, por ejemplo) RECOMENDAMOS
la posibilidad de anticiparle los salarios faltantes para la la jubilación y si
es necesario recontratarlo pero ahora, externalizando la provisión de los
servicios. (metodología que se contradice con lo que venimos señalando respecto
de la pérdida de calidad en el mercado de trabajo)
·
Evaluar
la posibilidad de acceder a los planes oficiales de sostenimiento del empleo
que en general consisten en hacerse cargo de una parte del salario del
trabajador (REPRO, PREBO (Bs As), etc). Debe tenerse presente que un
“Procedimiento de Crisis, paso previo para acceder a los REPRO implica, como
condición indispensable, la regularidad fiscal, lo que lleva a al dilema del
“huevo o la gallina” que se resuelve de modo práctico con más informalidad
laboral.
·
Los
ajustes a los planteles, que aún NO
se han verificado en las PYME (incluso en sectores que públicamente han
llamado la atención por el impacto que podría ya estar generando la situación
económica) serán muy “meditados”. Debe tenerse presente la importante inversión
en el desarrollo de capacitación y entrenamiento que desarrollaron las PYME en
relación con su personal en los últimos 5 años. La posible pérdida de éste
“capital intelectual” será motivo de un análisis muy detallado y exhaustivo por
parte de la PYME llegado el caso.
·
En síntesis,
nuestra RECOMENDACIÓN es evitar despidos. No resulta una estrategia que
resuelva de modo fundamental y estratégico el impacto de la crisis en la
Empresa.
·
Ajustes
de gastos generales (ajustes a las dimensiones de las “cajas chicas”, disminución
de los niveles de autorización de gastos extraordinarios, mayor control de
erogaciones no asociadas a la producción, etc.)
·
Hemos
comprobado que las PYME que declaran encontrarse en situación de crisis
“terminal” o cuya sustentabilidad está en duda son adversas a la contratación
de expertos que puedan aportarle miradas críticas y diversas sobre el desempeño
empresario pese a que les es posible organizar el acceso a los planes
gubernamentales que se financian mediante Aportes No reembolsables (PACC y
otros).
·
Ajustes
en los gastos de representación y otros gastos asociados a la “imagen” o
posicionamiento comercial. En particular los gastos de viaje (por ejemplo
hemos verificado que el valor del km recorrido para la liquidación de los
gastos de viaje, gastos de estadía y
manutención. Se eliminaron, en general, los llamados “gastos de
homenaje” (regalos empresarios, a clientes y otras personas vinculadas en
particular a la gestión). Se cancelaron suscripciones, abonos y cuotas.
·
El
Empresario debe dar testimonio de austeridad y evitar dar señales confusas
respecto de su conducta. Esta debe, en todo momento, dar cuenta de la crisis,
de su deseo de sostener la Empresa de modo formal, de mostrar coherencia y
consistencia en sus actos. Mostrarse solidario y responsable en todo momento y
proactivo a todas aquellas posibles reingenierías de procesos o de costos que
contribuyan a mejorar la productividad y la competitividad.
·
Se
ajustaron los gastos operativos
relacionados con el comercio exterior. Se cancelaron participaciones en Ferias,
Exposiciones, Seminarios, etc. Se reprogramaron y re planificaron las misiones
comerciales. En general se ajustaron los
presupuestos a lo imprescindible y a los potenciales resultados esperados.
·
Un
aspecto importante fue la renegociación y reformulación de los costos de los
seguros en particular en el rubro “rodados”. Se ajustaron las valuaciones y los
riesgos cubiertos. Una medida de ésta “reducción de costos” significó alrededor
de un 25% en promedio de los gastos aplicados al rubro.
·
En
materia de producción se procedió a “recotizar” todos aquellos insumos “no
estratégicos”. No obstante, podemos decir que en general se reformulo la
política de abastecimiento. Se trata de ajustar los stocks a los denominados
“punto de pedido” o “puntos críticos”.
·
Se
procedió a analizar la sustentabilidad de algunos productos. Así, se suspendió
o reprogramo la producción de los de menor rentabilidad o demanda.
·
El
punto anterior nos obliga a RECOMENDAR al Empresario sostener una mirada
crítica sobre lo que produce y en qué contexto se posiciona lo que produce, es
por eso que, en nuestra opinión debe evitarse mostrar cierta “tozudez” respecto
de tal o cual producto al que consideramos “estrella”. Reflexionar sobre ésta
cuestión es fundamental y debe desarrollarse con total desapego y flexibilidad
para comprender y ejecutar los resultados de ése análisis
·
Se
ajustaron los horarios de producción y se desarrollaron inversiones en la
infraestructura productiva para minimizar las “pérdidas o fugas silenciosas” de
los factores de producción. Debe tenerse presente –que más allá de los avatares
presentes de las tarifas de servicios públicos, éstos finalmente serán
actualizados hasta llegar por lo menos a su costo de producción) obliga a
analizar la planificación y programación de la producción bajo otras
condiciones.
·
Debe
tenerse presente el alargamiento de la cadena de pagos, los incrementos en la
mora (involuntaria o deliberada), el incremento de los cheques rechazados que
ponen fuertes restricciones al financiamiento operativo de la Empresa.
Reflexionar a “quién se le vende, cómo se le vende” lleva a tener que evaluar
nuevos mercados, a intentar acceder a otros clientes que estén en mejores
condiciones y a evaluar, desapasionadamente, la relación con aquellos clientes
en problemas a quienes tal vez podamos apoyar para resolverlos y sostenerlos
como tales.
·
Sostener la
liquidez es de suma importancia, porque permite una mayor flexibilidad y
capacidad de negociación tanto con los proveedores como con los clientes. Este
factor es estratégico, dado que es el grado de liquidez la que junto a las
mejoras en la productividad definen el pasaje de la crisis a las post-crisis
·
Es
cierto que mantener el capital de trabajo y desarrollar estrategia para
ampliarlo es básico y puede ser tomado como una señal para evitar la inversión
en bienes de capital. Lo que estamos recomendando es que el proceso inversor en
bienes de capital u otras ingenierías asociadas, deben ser atendidas con una mirada
muy crítica en cuanto a que aporte hacen ésas inversiones, en éstos tiempos y
de qué modo habrán de contribuir al posicionamiento en lo que denominamos “post
crisis”.
·
Detectamos
en las PYME la decisión de continuar invirtiendo, fundamentalmente en la
mejora de procesos productivos y en aspectos sustantivos de la competitividad.
Las limitaciones en materia de financiación encuentran aún solución por la
existencia de “stocks financieros” que les permiten la autofinanciación de
aquellos proyectos que son considerados estratégicos. Pero, estamos observando
que ésta capacidad ha sido ya prácticamente agotada dado que los “stocks
financieros” de reserva –en caso de existir- fuero re direccionados a
fortalecer el capital de trabajo.
·
No
existen en sustitución líneas de financiación que permitan continuar con los
planes de inversión pese que se anuncian tasas subsidiadas en términos
nominales (cuando se calculan ésas tasas en términos reales resultan no ser
útiles para acceder e incluso la cuestión de los requisitos son absolutamente
incompatibles con el financiamiento de la inversión sado que incluso los planes
oficiales no son más que meros “créditos hipotecarios” reforzados con
“garantías personales”.
·
La estructura del
capital en las PYME es una debilidad congénita y que refiere a una “cultura
empresarial” endogámica. Es esta una debilidad ante la crisis que debería ser
tratada de un modo más específico.
·
Hemos
detectado que muchas PYME han comenzado a informar retrasos e impagos de
obligaciones tributarias y sociales. Se cobra mal, se paga mal o no se paga.
·
No
se verifican atrasos en los pagos de salarios. De acuerdo a al momento del año
en que estamos (obligación de liquidar sueldos, aguinaldos)
·
En
materia financiera, y dado los niveles de la tasa de interés vigente en los
últimos 90 días, se ha limitado de modo voluntario el uso de los descubiertos o
descuento de documentos. No obstante esa limitación fue en muchos casos
involuntaria. Los bancos ajustaron a la baja los límites a los acuerdos por
sobregiros y descuentos. Si bien ésta situación permitió bajar los “costos
financieros” fue una de las causas eficientes en la pérdida de calidad de la
cadena de pagos.
Conclusión:
En nuestra opinión, la insolvencia que se expone en las PYME es un
indicador muy peligroso respecto a cualquier estrategia de supervivencia que se
elija, y los cierres silenciosos, las convocatorias y en muchos casos las
quiebras llevaran a la desaparición de miles de PYME. Situación que ya hemos
detectado y cuya ocurrencia se ha acelerado.
[1] El sustantivo griego “crisis” que designa la acción de “discernir, juzgar
deviene del verbo griego “krinein” que significa “dividir, separar”. De allí
que la palabra “crisis” remita básicamente a un momento de ruptura, de
discontinuidad, de transformación y no de cambio, en tanto no puede asegurarse
la continuidad. La versión latina indica que su origen está en el verbo
“discrimen” (decisión, división). Para quienes provenimos de la cultura
greco-latina, la referencia a la existencia de una “crisis”, poco y nada tienen
que ver, en principio con la simultaneidad de una referencia a la
“oportunidad”. Esta surge o no luego de que ya se ha producido de modo
irreversible la “krinei”, es decir, la división y la separación. En idioma
inglés, “crisis” remite a “breakdown” (collapse, crack-up), tampoco acá aparece
la referencia a “la oportunidad”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.